El bombero madrileño que lidera el rescate en el Caribe devastado por Beryl: "Te llaman y te vas a ayudar"

Las primeras horas son críticas cuando sucede algún desastre natural. El caos se apodera de los gobiernos locales, que muchas veces no tienen capacidad para coordinar la catástrofe ni toda la ayuda internacional que empieza a llegar al país. Es precisamente lo que hace Gonzalo Velasco, un bombero del Ayuntamiento de Madrid que, de un día para otro, abandona el parque para coordinar los primeros momentos sobre el terreno: "Vives en una emergencia constante", relata. Hace unos días, cuando estaba de vacaciones en Tenerife con su familia, recibió una llamada para unirse al sistema de las Naciones Unidas para la Evaluación y Coordinación de Desastres (Undac) en el Caribe: "Te llaman de un momento a otro y, de repente, te vas a ayudar". 

Los equipos de Undac son los primeros en llegar, tardan, como mucho, 48 horas en desplegarse. El 1 de julio el huracán Beryl azotó Granada, San Vicente y las Granadinas, en el Caribe. Provocó una destrucción generalizada y desplazó a miles de personas. "Los gobiernos saben gestionar su día a día, no están acostumbrados a que lleguen un montón de actores internacionales con tantísimos donantes". Y ese es su papel, hacer de enlace entre toda la asistencia humanitaria y el gobierno local para trabajar de forma coordinada: alimentos, alojamiento, atención médica y otros suministros esenciales. Para ello, tiene que evaluar las necesidades, coordinar la respuesta y compartir información crítica. 

El área municipal de Vicealcaldía, Portavoz, Seguridad y Emergencias, liderada por Inma Sanz, firmó un convenio con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) que regula la participación del Cuerpo de Bomberos de Madrid en la acción humanitaria española en las misiones internacionales. En concreto, se integran como voluntarios en el grupo logístico del Equipo Técnico Español de Ayuda y Respuesta a Emergencias (START) que ha ayudado en el ciclón de Mozambique en 2019 o el terremoto de Turquía de 2023. Su misión es desarrollar el montaje, mantenimiento y desmontaje del hospital de campaña, así como la instalación de agua potable o el sistema eléctrico.

Ahora, a 6.400 kilómetros de nuestro país, Gonzalo colabora directamente con la oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha) en una misión individual aunque con "permiso" del área de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento. Como el tiempo apremia, empieza a coordinar y trabajar la estructura "lo antes posible". Una vez que finaliza esta misión, que suele durar unas tres semanas, se retira porque "ya van llegando otras agencias de Naciones Unidas que nos hacen el relevo". Como coordinador, "tenía la información de cuánta gente hay alojada en albergues y cómo estaban las carreteras pero faltaban datos", relata. Por eso, "mandé a alguien del equipo a comprobar esos datos para producir un mapa y gráficos que sirvan al gobierno local" a la hora de tomar decisiones. 

43.000 personas se han visto afectadas en Granada, San Vicente y las Granadinas tras el paso del huracán: sin casa, sin electricidad y con las comunicaciones en una situación muy complicada. La ayuda que prestan desde este servicio internacional es fundamental. "A veces piensas: me he venido de otra parte del mundo a hacer un Excel... pero es que si no saben tomar los datos de la comida que se está entregando, puede haber zonas del país que se queden sin alimentos", cuenta Velasco. Una ayuda "tremenda" porque cuando abandone el país dentro de una semana "saben a quién tienen que acudir para pedir ayuda". 

Los equipos Undac mejoran la coordinación y la gestión de la información para ayudar a las operaciones del gobierno y facilitar los espacios operativos. También realizan evaluaciones como la gestión de escombros para agilizar la recuperación de estas zonas devastadas... "Aquí ahora hay un trabajo de reconstrucción que va a durar años... el 95% de las casas de la isla están destruidas, no hay luz, no hay agua (se rompieron las plantas de desalinización), está todo lleno de escombros". Este bombero ha coordinado también un asesoramiento con un experto en temas ambientales para "saber qué hacer con esta basura para poder reconstruir lo más rápido posible". 

Logística en los desastres de Mozambique y Turquía 

Los bomberos madrileños del equipo START, conocidos como los "chalecos rojos", también estuvieron en los desastres de Mozambique y Turquía. 55 bomberos del Ayuntamiento especializados en logística que mantienen y despliegan un hospital de respuesta en emergencias, en menos de 72 horas, en caso de una crisis humanitaria provocada por catástrofes naturales en países en vías de desarrollo. "La responsabilidad que adquieres es enorme", relata Velasco. Recuerda cómo ayudaron en Turquía y, justo una semana después del primer terremoto, la tierra volvió a rugir. "Ayudamos a los trabajadores del hospital  y, es muy duro, porque ves la necesidad de vida o muerte". 

El trabajo del equipo START y el de Undac son diferentes, explica. Con el primero, el trabajo es "manual", "muy similar a mi trabajo de bombero diario" al potabilizar agua, montar tiendas, comprar lo necesario... Según Velasco, el segundo es más de coordinación, "gestionar equipos, conseguir que venga un barco a ayudar, que recojan a alguien del puerto y lo resguarde en otra isla", con mucho más "estrés mental". 

Distintos pero muy necesarios ambos. Y para lo que este bombero de Madrid no duda en destinar tiempo de sus vacaciones a ayudar a quienes más lo necesitan. Le viene de familia... su padre también era bombero y, ahora, con 34 años, lleva algo más de una década formando parte de este servicio municipal. Decidió formarse en las emergencias internacionales porque le gustaba viajar y quiso mezclarlo "con cosas productivas y gratificantes". Y, sin duda, los afectados por estas catástrofes naturales, estarán enormemente agradecidos.