Luis Miguel y Paloma Cuevas han disfrutado por todo lo alto de su estancia en Barcelona. El cantante tiene planeados dos conciertos consecutivos en la ciudad condal, por ello, no es de extrañar que la pareja haya querido aprovechar su presencia allí para pasarlo en grande.
Ambos llegaron el martes por la noche al aeropuerto del Prat en un vuelo privado desde Madrid. Así, una vez en la ciudad, ambos fueron escoltados por su equipo de seguridad hasta una lujosa casa de la zona alta de Barcelona. Allí un grupo de sus amigos más íntimos les estaba esperando.
La casa donde hicieron su gran fiesta fue anteriormente la residencia del jugador del FC Barcelona Miralem Pjanic. Un chalet valorado en casi tres millones de euros que cuenta con 351 metros cuadrados construidos y 1.157 metros de jardín. Un espacio de ensueño donde pudieron celebrar su llegada por todo lo alto.
Todo comenzó a las diez de la noche, cuando comenzaron a llegar los invitados. A la entrada, un grupo de mariachis les daban la bienvenida cantando rancheras, al más puro estilo mexicano. Y es que, aunque no fueron muchos los asistentes, sí que acabaron haciendo un gran escándalo. Por eso, algunos de los vecinos se quejaron del ruido que duró hasta altas horas de la madrugada.
Aunque lo cierto es que no solo se escucharon grandes canciones en directo, sino que también había un menú de gran calidad. El chef catalán Nandu Jubany preparó in situ todos los platos que pudieron degustar hasta pasadas las dos de la mañana.
Fue alrededor de las tres de la mañana cuando un todoterreno acudió a recoger a Luis Miguel y Paloma Cuevas para llevarles a un hotel de lujo. Ambos entraron a través de la puerta de servicio para evitar encontrarse con otros clientes.
Comentarios