Cultura

Joaquín Reyes protagoniza uno de los estrenos más esperados del Festival de Mérida

Una escena de 'La Paz', de Francisco Nieva, en el Teatro Romano de Mérida.
©Jero Morales. Festival de Mérida

El Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida celebra su edición número 70, que se inició el 27 de junio con la representación de la ópera Medea, de Cherubini, en la misma producción que abrió la temporada 23-24 del Teatro Real, en Madrid. Tiene todo el sentido que fuera esta obra la elegida, aunque sea en versión musical, ya que fue otra Medea, la de Séneca, la obra que interpretó Margarita Xirgu el 18 de junio de 1933, en lo que significó la reapertura del Teatro Romano de Mérida, tras su rehabilitación.

Margarita Xirgu representando 'Medea' en el Teatro Romano de Mérida, el 18 de junio de 1933.
Mundo Gráfico

Esta joya de la arquitectura antigua, testigo rescatado de los albores del drama y la comedia en el Imperio Romano, ha permanecido más tiempo soterrada que a la luz del sol. En el siglo IV d.C. quedó el teatro abandonado, cuando el Cristianismo veía con recelo las representaciones paganas, y algún iluminado decidió cubrirlo casi por completo de tierra, algo que quizás lo mantuviera en mejores condiciones que si hubiera permanecido a la intemperie -algo tendremos que agradecer a aquellos timoratos y sus palas enterradoras-. Incompetentes municipales siempre los ha habido, y no hay más que observar el galimatías de estilos, alturas y materiales que impera en las edificaciones de algunas zonas de Mérida, muy probablemente perpetrado en los sesenta y setenta del pasado siglo.  En lo relativo al teatro de Augusta Emerita, que es lo que nos ocupa, todo comenzó a restituirse en 1910, cuando se iniciaron las excavaciones para devolverle la vida a este magno teatro.

Uno de los nueve espectáculos que van a representarse en este mítico emplazamiento es la nueva producción de La Paz, de Francisco Nieva (1924-2016), que ha dirigido Rakel Camacho. Tras el excelente resultado que consiguió la directora albaceteña el año pasado con otra obra de Nieva, Coronada y el toro, que ya elogiamos en nuestras páginas, se esperaba con gran interés su nueva incursión en el lenguaje desbordante del autor manchego. A ello se suma un reparto que incluye caras conocidas, pero bien reconocidas, como las de Joaquín Reyes, Ángeles Martín y Sara Escudero.

Sara Escudero, Ángeles Martín y Joaquín Reyes en 'La Paz', de Francisco Nieva, en el Festival de Mérida.
©Jero Morales / Festival de Mérida

La Paz se subtitula Celebración grotesca sobre Aristófanes, ya que está basada en la obra homónima del famoso autor de comedias griego, nacido en 450 a.C.. En ella seguimos las peripecias de un heroico Trigeo -interpretado por Joaquín Reyes-, que está empeñado en llegar donde haga falta para conseguir la ansiada paz para el pueblo griego, sin pararse ni en las puertas del Olimpo. Allá se encuentra a una menuda diosa casi de guardia, Hermes, a la que pone voz Sara Escudero; mientras que de Corifeo se encarga Ángeles Martín. 

Esclavos, una hija de Trigeo, la Guerra, el Tumulto y otros personajes, aparecen en escena dando rienda suelta al caudal desbordante de imaginación alegórica que componía el universo de Francisco Nieva, genio de la palabra y el teatro furioso, que así lo catalogó él mismo. Dejo aquí una definición de este noble arte, en forma de poema, que aparece en la edición de La Paz de 1980 (Editorial Vox):

Poema de Francisco Nieva en la edición de su obra 'La Paz'.
(Editorial Vox. Madrid, 1980)

Nos encontramos con Joaquín Reyes pocas horas antes del estreno, en el patio del Parador Nacional de Mérida, un antiguo convento del siglo XVIII que, al parecer, cuenta con un par de fantasmas en plantilla, aunque últimamente echados al absentismo laboral. Cuando Rakel Camacho le propuso asumir el papel principal de La Paz, lo primero que pensó Joaquín Reyes fue "¿dónde voy yo, si no he hecho nunca teatro? ¡Además en Mérida!". Pero tras leer el texto y alguna documentación sobre el autor, empezó a convencerse. "Como me gusta tanto el lenguaje y las palabras, el texto me encandiló -reconoce-. Es complejo, rico, estilizado, barroco pero con profundidad. Así que pensé que era una oportunidad de hacer algo nuevo para mí".

Una de las premisas fundamentales para aceptar el reto fue comprometerse desde el principio. "Para mí era importantísimo involucrarme al máximo. Ha sido muy absorbente: casi ocho semanas, seis horas diarias, de lunes a sábado. ¡No he trabajado tanto en mi vida!”, afirma poco antes de despedirnos. "Al estudiar el texto sólo te quedas con un 20% de lo que supone. El resto cobra todo el sentido cuando lo interpretas, cuando se levanta la función", concluye.

El Teatro Romano de Mérida, antes del estreno de 'La Paz', de Francisco Nieva.
Adolfo Ortega

El momento de la verdad llegó el pasado 17 de julio, tras un día sofocante y extremeño al máximo. La dedicación completa de las más de treinta personas que han participado en el proyecto, hizo llegar con seguridad al estreno ante un aforo que sobrepasó los 3300 espectadores, tras las recientes obras de acondicionamiento en la cavea media que han añadido 300 asientos al aforo.

Entrar al Teatro Romano de Mérida puede vivirse como una excursión en el tiempo hasta el inicio de la Era Cristiana. Fue construido entre el 16 y el 15 a.C., y podía acoger en ese momento a más de cinco mil espectadores sentados, con áreas bien delimitadas según su condición (magistrados, soldados y veteranos, hombres casados, patrocinadores, niños y pedagogos, mujeres, etc.). No sé cómo se sentiría -y sentaría- el público en aquella época, pero lo cierto es que la comodidad no es uno de los aspectos más destacables en la actualidad. Aún así, la expectación vivida la noche del estreno, la electricidad que se percibía en el ambiente, hizo que las estrecheces y los calores pasaran a un segundo plano. 

Sara Escudero en el encuentro con los medios tras el estreno de 'La Paz', en el Teatro Romano de Mérida.
©Jero Morales / Festival de Mérida

Sara Escudero, popular actriz, monologuista y presentadora de televisión, describe a 20minutos lo que supone hacer su aparición en un lugar con la carga histórica del Teatro Romano: "Es algo imponente. Justo antes de salir, teníamos todos ganas de llorar, pero conseguimos no abrazarnos porque nos habríamos roto y se nos habrían caído los maquillajes -reconoce entusiasmada-. No hay un actor en este país, incluso en el resto de Europa, que no desee pisar este escenario alguna vez. Más allá de la belleza que tiene, hay una magia… no es una cuestión de misticismo ni de religión, es una cuestión de sensibilidad". 

La actriz se mostró especialmente agradecida con la actitud de los espectadores, que se arrancaron a aplaudir en varios momentos de la función, mostrándose muy entusiastas: "Fue delicioso. Hubo energía para ir a favor. Muchas veces exigimos una entrega total al que se sube al escenario, pero se nos olvida que cuando tú compras una entrada también tienes una responsabilidad, que es ir con ganas. La actitud que hubo en el estreno fue espectacular", reconoce. 

Saludos del equipo de 'La Paz' en el Teatro Romano de Mérida, tras el estreno del 17 de julio.
Adolfo Ortega

Rakel Camacho compone una representación jocosa, escatológica y ambiciosa, vestida con diseños extravagantes y de toques mordaces, dignos de ser revisados con más detenimiento y cercanía. Ha gobernado esta compleja celebración específicamente creada para el inmenso espacio de Mérida -aunque luego habrá adaptaciones para otros lugares donde girará-, aprovechando todo el frente escénico para plasmar alegorías, empleando elementos reconocibles y contrastantes -hormigonera, contenedor, estructuras metálicas pintadas de naranja-. Las interpretaciones son notables en todos los casos y el esfuerzo  se antoja titánico, sudando la gota gorda cada noche. Gran altura y personalidad consiguen los citados actores en sus respectivos papeles, redondeando un reto compartido bien arriesgado que obtuvo el aplauso unánime del foro.

Pórtico del Foro Municipal de Mérida, con un grupo de actores realizando una lectura teatral.
Adolfo Ortega

Dejando La Paz en paz y paseando por Mérida, que lo merece, puede uno toparse estos días -no sé si será habitual- con una escena tan ligada al teatro como un grupo de actores haciendo una lectura en el pórtico del Foro Municipal, al aire libre. Este lugar era el acceso en la antigua Augusta Emerita a una zona con varios templos, termas públicas, el mercado, la curia y otras edificaciones, allá por el siglo I d.C. Es emocionante observar cómo ahora mismo sigue teniendo un uso tan edificante y apropiado para realizarse en esta época festivalera. Allí quedaron con su ensayo, que seguro llegará a buen puerto.

El hecho teatral también está presente en el magnífico Museo  Nacional de Arte Romano, ejemplo de belleza arquitectónica debida al maestro Rafael Moneo. Es difícil imaginar un ámbito más adecuado para contener las piezas que allí se muestran. 

Máscara teatral de terracota (siglo I d.C) expuesta en el Museo Nacional de Arte Romano, en Mérida.
Adolfo Ortega

Despidámonos imaginando el mundo al que se asomaron unos ojos a través de esta máscara teatral de terracota, de finales del siglo I d.C. Quizás sirviera para encarnar al personaje de Ulises, con ese gorro frigio. En sus detalles se advierte la devoción al arte escénico, algo que se ha mantenido hasta nuestros días y revive en cada edición del Festival de Mérida, al que restan todavía noches de teatro y espectáculo hasta el 25 de agosto. Sintámonos depositarios de aquella tradición  que nos enlaza con Aristófanes a través de Nieva, cuando conseguir la paz era tan utópico como ahora mismo, solo que no contamos con un Trigeo que intente poner las cosas en su sitio.

Colaborador '20minutos'

Licenciado en Ciencias Físicas por la Universitat de València. Máster MBA en Gestión de Empresas e Instituciones Culturales por la Universidad Complutense de Madrid. Jefe de Proyecto en procesos de digitalización educativa y como Product Owner en proyectos de Tecnología Educativa y Producción de contenidos digitales, en Santillana. Implementación de una plataforma web de georreferenciación y digitalización de contenidos relacionados con la Historia de la Música Clásica, contando con apoyo del Ministerio de Educación y Cultura. He colaborado en el área de Cultura de diversos medios escritos y de radio, relacionado con música, teatro y cine.

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