![Karol G y Amaia Montero.](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/uploads/imagenes/2024/07/22/karol-g-y-amaia-montero.jpeg)
"La esperanza dice quieta, hoy quizás sí". Amaia Montero canta su himno Rosas en el inmenso Santiago Bernabeú. El estadio entra en catarsis, es la sorpresa de Karol G. Pero esta inesperada aparición no sólo es un golpe de efecto, sobre todo estamos ante un ejercicio de apoyo entre la complicidad de dos mujeres artistas.
Karol G mira a Amaia con la admiración que abraza pero no aprieta, la admiración que da cobijo y cede protagonismo. Karol con la boca abierta de la emoción: está viendo de cerca el renacer de uno de sus ídolos. Porque los ídolos de hoy también fueron fans ayer.
Por un momento, el concierto de Karol G se transforma en uno de Amaia Montero reencontrándose con su público. Amaia es una institución social. Aunque no siempre fuera tratada bien por la sociedad. Somos así de contradictorios. Su éxito fue unido a que era una chica de barrio como tantas, que vestía con el mismo chándal que todos en los noventa, pero con una voz particular que transformaba las canciones en irrepetibles.
Aquello que hacía único su talento sirvió de mofa a una sociedad mojigata que señalaba a los raros que se salían del patrón. Y Amaia rompía con el molde.
Los cambios físicos, la resaca de un colosal fenómeno internacional como fue La Oreja de Van Gogh y la crítica constante de la gordofobia imperante, entre otras cosas, pusieron a Amaia en un complicado disparadero. Muchos de aquellos que dicen hoy querer que regrese fueron los que la empujaron al vacío a través de la bufa.
Las mujeres siempre deben cumplir unas expectativas o son sentenciadas. Ahora la mujer latina que es estrella mundial del momento y consigue llenar cuatro noches el Benabéu le dice "venga, disfrútalo". Y Amaia ha brillado con su autenticidad de siempre, pero con el micro temblando como la primera vez. Ese incontrolable nervio que es transparente, pues representa el cosquilleo de la emoción que no se puede disimular. Vuelve cuando puedas y quieras a esta montaña rusa de la música, Amaia. Estaremos esperando con la carita empapada. "La esperanza dice quieta, hoy quizá sí".
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