Luis Algorri Periodista
OPINIÓN

A por ella

Kamala Harris, vicepresidenta de EEUU y aspirante del Partido Demócrata a la Casa Blanca.
Kamala Harris, vicepresidenta de EEUU y aspirante del Partido Demócrata a la Casa Blanca.
Tierney L. Cross - Pool via CNP
Kamala Harris, vicepresidenta de EEUU y aspirante del Partido Demócrata a la Casa Blanca.

La extrema derecha tiene una característica esencial que no cambia nunca, en ningún país ni en ninguna época: su estrategia para vencer se basa en el atizamiento del odio, del rencor, del desprecio y de la rabia hacia quienes, para ellos, encarnan al 'enemigo'. Jamás proponen nada que sea objetivamente positivo para los ciudadanos; todo lo que se les ocurre son ataques a otros o medidas para protegerse de otros, de ese 'enemigo' que, si no existe, hay que inventarlo.

Kamala Harris, la vicepresidenta de EEUU que acaba de sustituir al anciano Joe Biden como candidata demócrata en las elecciones presidenciales de noviembre, no ha tardado ni 24 horas en empezar a sufrir esa estrategia de la extrema derecha. Donald Trump, un delincuente convicto, un mentiroso compulsivo, un cómplice de la mafia y el instigador de la mayor amenaza para la democracia estadounidense desde el asesinato de Kennedy (el asalto al Capitolio), ya le ha puesto uno de sus típicos motes: Kamala 'la risueña', porque esta mujer se ríe con frecuencia. Y se ríe muy bien.

Pero Trump, que encarna el mayor peligro para la democracia de su país que haya conocido nadie que hoy esté vivo, y que se presenta a la elección presidencial gracias al perdón de jueces nombrados por él, es una hermanita de la caridad comparado con muchos de sus partidarios. Sobre Kamala Harris ya se abate el infierno de las redes sociales, de los miles de medios locales controlados por los ultras y del serpentario de la cadena Fox.

Lo tiene todo para ser masacrada: es mujer, es negra, es joven (no llega a los 60), se casó en la edad madura y, esto sobre todo, es muchísimo más atractiva e inteligente que su rival, que de pronto se ha visto convertido, a los ojos de millones de ciudadanos, en un viejo bufón que no dice más que tonterías. Hay que ir a por ella.

Y van a por ella. Le están dedicando los más atroces insultos y las más asquerosas mentiras desde los medios controlados por el trumpismo. No hay nada que les dé vergüenza usar, no hay líneas rojas: barbaridades racistas, misóginas, machistas, de carácter sexual… Lo que sea. Todo vale.

Cabe parafrasear la frase que le dijo el rey Jorge VI de Gran Bretaña a Winston Churchill: "A muchos miembros de su partido seguramente les habrá atemorizado su elección como candidata a la presidencia. Pero estoy seguro de que a nadie le habrá atemorizado tanto como a Donald Trump". Puede ganar. Por eso han soltado los perros, por eso van a por ella.

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