Donald Trump no es un idiota. Javier Milei no es basura ni Viktor Orbán es un antieuropeo. ¿Son peligrosos? Depende. Cada día lo son menos para las clases ligadas al trabajo. Mientras tanto, las élites de las izquierdas y sus palmeros mediáticos piensan que con decir al electorado que son fachas ya es suficiente. ¡Qué inmenso error!

Estamos en plena batalla ideológica cada día más agresiva y brutal. Sin ir más lejos, la izquierda y la derecha clásica continúa defendiendo la globalización. El nuevo populismo, no: "Damas y caballeros, hemos terminado de complacer a Wall Street. Nos comprometemos con el trabajador". ¿Quién creen que ha pronunciado el eslogan anterior? ¿Pablo Iglesias? No. Frío, frío. La perorata pertenece a J.D. Vance, candidato a vicepresidente de los Estados Unidos con Donald Trump.

La progresía cinco estrellas y los que participan en las tertulias de radio y de televisión, donde muy pocos, pero que muy pocos, se atreven a salir de los marcos mentales que crean las élites progres y universitarias con cátedra o sin ella, pasarán el tiempo intentando ridiculizar a todos los que les disputan el poder. No conseguirán nada: Donald Trump y J.D. Vance lo tienen mejor que nunca para ganar.

Con todo, la renuncia de Biden - ¡gracias a Dios!- y su apoyo a la vicepresidenta Kamala Harris como candidata a la presidencia de los Estados Unidos les podría estropear la fiesta.

Si Harris es ratificada en la convención de los Demócratas, que lo será sin ninguna duda, y todo el partido se muestra unido, podrían movilizar el voto moderado, el voto femenino y el de las minorías, y podríamos tener una alegría. Kamala Harris es una mujer fuerte, de armas tomar, muy bien preparada y combativa. Trump no lo tendrá tan fácil. De hecho, ya no lo tiene. Harris no se amilana ante personajes de su calaña. Su etapa como fiscal general de California lo atestigua.