Entrevista

Goyo Jiménez: "Me gusta poner en solfa todas nuestras creencias, desde el Ratón Pérez a la democracia"

  • Por tercer año consecutivo, el humorista Goyo Jiménez vuelve a La Estival, esta vez con su espectáculo 'Misery Class', el viernes 26 a las 22:15 en Plaza de España
Goyo Jiménez actúa en LA ESTIVAL con su espectáculo 'Misery Class'.
Goyo Jiménez actúa en LA ESTIVAL con su espectáculo 'Misery Class'.
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Goyo Jiménez actúa en LA ESTIVAL con su espectáculo 'Misery Class'.

Goyo Jiménez posee planta y discurso de legionario ilustrado, herencia de un padre que sirvió en el Tercio y de una inquietud propia que le llevó a devorar todas las bibliotecas de Albacete en su niñez y adolescencia. Regresa a Madrid por un día con Misery Class, su último espectáculo, donde destapa con su afilada observación las contradicciones de una sociedad al límite, garantizando al público que recibirá más de lo que ha pagado. Un monólogo en el que tiene cabida el diálogo con algunos espectadores, desde el más joven al más veterano, pasando por cualquiera de nosotros, mientras en el escenario se visualiza la cuenta atrás del tiempo que estaremos en su compañía. Lo bueno, lo realmente excepcional, es que el reloj siempre parece que avanza muy rápido. 

Monólogos de humor al aire libre con Goyo Jiménez
El último espectáculo de Goyo Jiménez, 'Misery Class', podrá verse en Madrid este viernes al aire libre.
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Me da la impresión de que no para. ¿Estoy en lo cierto?Tengo 54 años y llevo a este ritmo desde 2006. De hecho estaba pensando en prejubilarme, lo digo muy en serio. Estoy trabajando desde los catorce, cuando el trabajo infantil estaba bien visto.

"He trabajado de ebanista, camarero, electricista, obrero, vendedor de ollas... hasta de formador terapéutico en una cárcel"

¿A qué se dedicaba con catorce años?
He trabajado con un ebanista; en el campo; he sido camarero; chico del electricista; he trabajado en obras; he vendido ollas y baterías... Con catorce años era ya un bigardo de metro ochenta y algo, y había que poner un jornal en casa. Le tengo muchísimo respeto al mundo agrícola y de la construcción, porque sé lo que es estar ahí. He trabajado hasta en la cárcel, como formador terapéutico de presos. Es un ventaja para mi oficio porque me ha permitido conocer muchas capas de esta sociedad; hablar con un tipo de público muy variopinto. Los ejemplos de nuestros próceres y líderes no son precisamente de esfuerzo y meritocracia, y por eso mismo cuesta mucho decirle a un joven que hay que trabajar, ¡pero al final van a tener que trabajar! (ríe). La gente piensa que ser 'influencer', 'gamer', 'youtuber' o 'twitch star' es fácil, pero no. Hasta haciendo lo que te apasiona, vas a tener que trabajar siempre. Que no les cuenten otra mentira porque no es así.

Marcelo Bielsa dice que la gente que llega arriba con poco esfuerzo supone un ejemplo dañino para la sociedad. Que lo malo no es fracasar haciendo las cosas bien, sino triunfar sin merecerlo.
Hay veces que la casualidad sucede y estar en el momento justo con la preparación adecuada, te sirve. Mi oficio tiene unos cuantos ejemplos, nombres que hace un año o dos reventaron taquillas y ahora son juguetes rotos. De repente todo vuelve por su cauce, como las riadas. Persistir es lo jodido. En este oficio vale lo último que has hecho y eso es una regla de oro. Puedes tener todo el currículum que quieras y haber ganado tres Oscar, pero te das un par de hostias seguidas y se acabó.

Su último espectáculo es Misery class y es lo que vale. 
Así de duro es esto pero hay que asumirlo. Yo tengo esa cosa del Real Madrid: hay veces que toca remar, defender, picar piedra, y hay que hacerlo. Todos los días hay que trabajar como si fuera la última función… por si acaso es la última. Le estoy muy agradecido a la gente que viene a verme, porque ha apostado en mí su tiempo, su ilusión y su dinero, y tengo la responsabilidad de que se marchen mucho más felices de lo que entraron. A mí me gustaría dar la mano a todos los espectadores uno por uno.

'Misery Class', de Goyo Jiménez, se ofrecerá en Madrid dentro de LA ESTIVAL, en Plaza de España.
'Misery Class', de Goyo Jiménez, se ofrecerá en Madrid dentro de la programación de La Estival, en Plaza de España.
La Estival
Goyo Jiménez, en 'El Hormiguero'.

Gregorio Jiménez Tornero, actor.

  • Melilla (1970)
Goyo Jiménez es un creador artístico conocido por colaborar en diferentes programas de televisión, pero, sobre todo, gracias a su faceta como cómico o monologuista de stand up comedy. Acumulando una vasta trayectoria profesional, académica y personal. A la edad de diecisiete años, crea su propia compañía teatral, con la que llega a estrenar tres obras de su autoría y/o dirección. Trabajó como actor profesional de teatro en La Fura dels Baus, Cómicos, Teatro de Malta, Teatro Capitano, Teatro Fénix, Cal Teatro, La Función Delta, etc. Con sus monólogos ha destacado en Nuevos Cómicos (Paramount Comedy) y el El Club de la Comedia. Ha formado parte, además, del equipo creador de la estructura del programa La Hora de José Mota

Los llanos de Albacete, ‘to’igual’, como dice en algún momento del espectáculo, ¿cree que marcan la personalidad?Los naturalistas creían que el sitio donde uno se cría forja su carácter. Una especie de herencia del darwinismo, de adaptación al medio. Seguramente nos influye. De la misma forma que la sociedades de la selva son politeístas, porque estaban rodeados de estímulos y todo les parecía un dios: el dios rana, el dios pájaro… La gente de la llanura y el sol somos monoteístas, ¿no? Te genera mucha menos inquietud ver un horizonte llano porque te está transmitiendo sensación de calma. Adaptándolo al humor, ese estado que alcanza los budistas, el nirvana, en La Mancha lo llamamos cuajo. Hay cierto reproche, porque nos agobia ver a alguien tan calmado. ¡Vaya cuajo tienes!, decimos.

¿Igual tenemos más que ver con los habitantes del desierto que con un paisano de los Pirineos?La gente de montaña tiene el culo más prieto porque no paran de subir y bajar. No es lo mismo vivir en un desierto, que en un vergel donde tienes fruta. En otro espectáculo hablaba de la diferencia entre bonobos y chimpancés, precisamente por tener o no recursos. Unos solucionan sus problemas con amor y empatía; mientras que los otros lo hacen con violencia, siendo especies de monos similares. ¿No está la sociedad más crispada desde la última gran crisis de 2008? Es la escasez de recursos, es lógico. Recursos de los de abajo, claro, porque ahora es cuando más millonarios hay.

Goyo Jiménez, saludando tras una de las funciones de 'Misery Class', en el Teatro Capitol de Madrid.
Goyo Jiménez, saludando tras una de las funciones de 'Misery Class', en el Teatro Capitol de Madrid.
Adolfo Ortega

El título con el que regresa a Madrid este fin de semana, Misery Class, surge de una conversación en un avión. ¿Cómo fue aquello?Iba a una entrega de premios en Tenerife donde yo era el presentador. Por eso me habían puesto en primera. Entró al avión King África, nos saludamos y él se iba a sentar. Entonces su manager le dijo, "no, no. Nosotros vamos detrás" y él respondió, "Ah, en ‘misery class’" (risas). Me gustó porque define perfectamente la sensación de que vamos todos apelotonados en un vagón de cola, mientras unos cuantos privilegiados hacen esas cosas que nosotros querríamos hacer: estar en Maldivas; en las playas de Indonesia; descubriendo rincones, no te voy a decir vírgenes pero sí poco hollados; dando la sensación de que pertenecen a una casta que vive la vida super feliz.

Subes las fotos a las Redes Sociales y a fardar.Ahora ya con la Inteligencia artificial no tienes ni que ir. La democratización de la tecnología ha traído la democratización de la mentira. Vengo de hacer muchos audiovisuales y siempre hay que esconder la fuga fea y transmitir siempre la belleza, pero en el fondo es una cosa que nos hace mucho daño. No soportamos la fealdad. No soportamos todo lo que sea un recuerdo de la miseria. Es como meter la mierda debajo de la alfombra. Está ahí pero no hay que verla.

Nos han convencido de que la felicidad es ser materialista, y ahí estamos tomando Orfidal y Lexatín para calmar la ansiedad"

¿Se puede trasladar esa 'Misery Class' a otros ámbitos de la vida?El 'misery class' del día a día está en lo que le pasa a la gente. Cada vez cuesta más comer, cuesta más una casa… Pero no es una cuestión sólo económica: cuesta más ser honesto, pensar en los demás, tener una relación auténtica de amistad, de amor. Hasta tener hijos. La gente no quiere tener hijos porque piensa que le van a joder la vida. Vivimos una especie de oda al ‘yoyeo’. Nos han convencido que la felicidad es ser un materialista de mierda y a eso estamos entregados, tomando Orfidal y Lexatín para calmar la ansiedad que nos genera estar tan solos.

El 'yoyeo' será mirar sólo por uno mismo, ¿no?
Lo más gracioso es que te vas a Indonesia para estar en una playa solo, pero después coges el móvil y te conectas a ver qué sucede ¡¿Pero no querías estar solo?! (ríe). Parece que no necesitamos a los demás, pero los demás son, si no el sentido de la existencia, sí el báculo. Tenemos que aprender a vivir un poquito para los otros.

Goyo Jiménez actuando en el escenario de LA ESTIVAL.
Goyo Jiménez actuando en el escenario de La Estival.
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Cuidamos ahora a las mascotas más que a los niños de generaciones anteriores. ¿Vamos bien encaminados?Con los gaticos y los perretes, como les llamamos en Albacete, juegas un poco a ser padre. No es la misma responsabilidad ni la misma dedicación, pero te da la sensación de que no estás solo en casa. Los gatos son unos psicópatas maravillosos, pero los perros son tan agradecidos que lo soportan todo y, por eso, son el sustituto ideal del hijo. La única pega es lo poco que duran… o ventaja, dependiendo. Luego les compramos jerseycitos y camitas. ¡Oiga, que no es un niño! Mi padre adoraba a los perros. Además le salvó la vida un mastín. Con seis o siete años era pastor de vacas en Sevilla, y un día lo cogió una bicha, una culebra de metro y pico, e intentó estrangularlo. Lo dejó inconsciente, pero el perro la mató. Para mi padre, los perros eran seres superiores. Y luego la cabra, claro, porque era legionario.

"La risa surge como primera reacción ante el miedo. Hay una delgada línea que separa la tragedia de la comedia y por eso nos reímos en los funerales"

¿La risa y el miedo andan de la mano?De hecho, hay una risa histérica que surge como primera reacción ante el miedo, que no se puede frenar. Mientras ríes no tienes miedo. También está la risa ante el dolor, ante la enfermedad, ante la tragedia. No vengo a descubrir nada. Hay una delgada línea que separa la tragedia de la comedia, que ya fue señalada por Aristóteles y otros intelectuales. Es un alivio. Por eso nos reímos en los funerales.

Usted es un hombre muy leído. ¿Quién es el escritor con más sentido del humor con el que se ha encontrado?Pues te voy a decir Sócrates, que no escribió nada pero es la base del humor intelectual. Descubre que no sabe nada, que está lleno de dudas. Pone en solfa a todos los que sostienen cosas, haciéndoles preguntas para buscarles las vueltas. Es la mayéutica. En el fondo, es el humor que aspiro hacer. Me gusta poner en cimientos de mermelada todas las creencias que tenemos y damos por buenas, desde el Ratón Perez hasta la Democracia (risas). Cuando haces humor dices, vamos a parar un momento. ¿Por qué hacemos esto?, ¿por qué actuamos como actuamos? Es una de las cosas que hace temblar todo lo que parecía inmutable. Gracias a los humoristas, entre los que me incluyo, de los columnistas, de los 'podcast', ahora no hay nada sólido. Estamos huérfanos de asideros. ¿A qué idea me agarro?, ¿a qué líder?, ¿a qué director de cine? ¡Si pasamos de decir la mejor película, a decir la puta peor película!

"Hemos perdido el pudor a decir cosas propias de imbéciles. Los tontos cada vez se ratifican más en su estupidez y encima se juntan en las redes sociales"

Esta polarización de la crítica empieza a ser muy común.No hay debate intermedio. ¿De dónde te viene la autoridad moral o, ya no digo cinematográfica, cinegética, para lanzar ese exabrupto en público sin sentirte abochornado? El problema, en mi opinión de humilde cómico, es que hemos perdido el pudor a decir cosas propias de imbéciles y quedar como estúpidos. Los tontos cada vez se ratifican más en su estupidez y encima se juntan en las redes sociales.

¿Ha tomado prestigio la estupidez?Estamos aburridos de ver obras literarias o cinematográficas referidas a esto. Desde Idiocracia hasta No mires arriba. Un montón de gente niega lo evidente. La ciencia ha perdido su autoridad porque siempre hay un grupo de gente que está dispuesto a llevarle la contraria. Pero lo más bonito es que los que niegan a la ciencia, y le echan la culpa de la mayor parte de los males, lo hacen desde un móvil que tienen gracias a que los científicos, desde Maxwell hasta acá, estudiaron la capacidad de las ondas electromagnéticas para transmitir cosas. Tiene su injusticia poética. "¡Estoy en contra de la tecnología! -dijo desde su iPhone15".

Tan felices no seréis cuando pagáis una entrada para ser más felices, un domingo por la mañana. Así se inicia Misery Class.El razonamiento del espectáculo es, no des por hecho lo que te ha traído hasta aquí; no des por hecho la mayor parte de las cosas que están establecidas. Entonces, el público entra en esa dinámica que les hace pensar todo el rato, ¿qué está queriendo decir este cabrón? En este oficio, si el espectador no está pensando ¡qué cabrón! cada minuto y medio, es que no estás haciendo bien tu trabajo (risas).

¿Dialoga con el público para testearlo, para mantenerlo atento?Llevo casi 30 años haciéndolo. Primero, porque si no me aburro. Cada espectáculo tiene unos espectadores diferentes y yo tengo que conocer a la gente. Segundo, porque tengo que transmitir la idea de que esto es para ellos ese día y en ese momento; que no es una cosa enlatada; que no es un recital. Tienes que llevar a la gente hasta donde quieres. Es una experiencia de catarsis, a la postre. Una 'jam session' de humor, y creo que por eso ha acabado triunfando este género. Que luego hay que saber hacerlo, ¿eh?. Lo bonito de este oficio es que la venta de entradas es la mejor de las democracias. Pagas y seleccionas. Con tu pasta eliges lo que quieres. Por eso creo que no hay mercado más puro que el del teatro.

¿Las administraciones públicas tienen que apoyar ciertos proyectos culturales?Creo en una intervención del Estado en el mercado pero, en el caso de la cultura, haría falta bastante más industria que perviva por la relación entre el creador y el espectador; y menos intervencionismo de políticos, funcionarios y técnicos que dicen lo que es cultura. Eso es el despotismo ilustrado: todo para el pueblo pero sin el pueblo. Yo te digo lo que te tiene que gustar. Hay que potenciar proyectos, pero para ponerlos en marcha. Después, que vivan por sí mismos. No se puede estar sosteniendo todo el rato a la cultura como a un enfermo en coma. 

Goyo Jiménez
Goyo Jiménez
TEATRO CAMPOS ELÍSEOS - Archivo

¿Cómo fueron sus inicios?Empecé a hacer teatro en el instituto, en Albacete. Era un niño gracioso y, de repente, me vi en fiestas de pueblos actuando desde muy jovencito, contando mis movidas. Escribía, sin saber muy bien lo que hacía, pero funcionaba. Ganaba concursos de poesía, de prosa y uno de ellos fue de teatro. Ese concurso de teatro me llevó a un compañía que quería montar la obra y me puse a trabajar con ellos. Se puso enfermo un actor que medía 1,90 de estatura y me dijeron, ¿oye, tu te atreverías? Sí, claro, respondí. Lo que pasa es que era una época en que plantear eso a tus padres era darles un disgusto. Empecé a hacer bolos y bolos, y cada vez me interesaba más. Como buen actor trabajaba también de camarero, y al mismo tiempo estudié Derecho para tranquilizar a mi familia. Así pasa, que había días que no dormía. Eso lo puedes aguantar cuando eres joven, pero fue una época muy disfrutona, muy gozosa, que me permitió, por ejemplo, irme a los Balcanes a hacer teatro. 

"De pequeño me llevaba tres libros diarios de la biblioteca infantil hasta que me la había leído entera. Tuvieron que hacerme un carnet de adulto"

En aquella época, somos de la misma quinta, surgió una oferta cultural en nuestra ciudad que nos abrió los ojos a muchos.Hay que abonar para que tire la simiente. Es la importancia de una buena programación cultural para cambiar la vida de un niño. Yo recuerdo ver La cantante calva en la Delegación de Cultura, con nueve años, quedarme fascinado y pensar: eso es lo que yo quiero hacer. Teníamos acceso a las bibliotecas, por ejemplo. Yo me llevaba tres libros al día de la biblioteca infantil, y llegó un momento en que me leí todo. Daniel, el bibliotecario, me llevó a ver a doña Amanda, la directora de la biblioteca de mayores y le dijo que había que hacerme un carnet. Fue un prócer. Personas como Daniel, determinados profesores y muchos bibliotecarios, son parte de la cultura pública. Hay un montón de pequeños héroes que hicieron posible el acceso a la cultura, por lo menos antes. Ahora, por suerte, está internet.

Hay que moverse por el mundo, ¿verdad?Es ley de vida, sobre todo en la cultura. Yo siempre digo, crece, márchate y después vuelve si quieres. Ahora los modernos lo llaman "salir de la zona de confort". Hay que pasarlas canutas para apreciar lo bueno y yo tuve una época en la que solo tenía un cepillo de dientes. 

"Es ridículo presentarte a un 'Ironman' a nuestra edad porque no lo has hecho cuando tocaba. ¡Adónde vas, infeliz!"

Es el espíritu del legionario.Es probable. En mi casa se nos ha enseñado el estoicismo. Yo leía a Marco Aurelio, aunque también teníamos a Séneca, que era todo lo contrario. Es una lección de vida. En cualquier caso, la juventud está muy bien para aprender, pero también para jugar y disfrutar, porque si no luego te quedan muchas asignaturas pendientes. Es ridículo presentarte a un 'Iron man' a nuestra edad porque no lo has hecho cuando tocaba. O comprarte una moto con cincuenta y pico. ¡Adónde vas, infeliz! (risas).

¡Si no puedes ni levantar la moto!Exactamente. Se te va a romper la cadera y ya verás. Yo no tengo hijos, pero si tuviese uno le diría, haz lo que quieras, pero lo que no hagas ahora lo vas a tener que hacer después.

Adolfo Ortega
Colaborador '20minutos'

Licenciado en Ciencias Físicas por la Universitat de València. Máster MBA en Gestión de Empresas e Instituciones Culturales por la Universidad Complutense de Madrid. Jefe de Proyecto en procesos de digitalización educativa y como Product Owner en proyectos de Tecnología Educativa y Producción de contenidos digitales, en Santillana. Implementación de una plataforma web de georreferenciación y digitalización de contenidos relacionados con la Historia de la Música Clásica, contando con apoyo del Ministerio de Educación y Cultura. He colaborado en el área de Cultura de diversos medios escritos y de radio, relacionado con música, teatro y cine.

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