La antigua fábrica de Clesa está un paso más cerca de convertirse en un centro de innovación e investigación en el distrito de Fuencarral-El Pardo. La Comisión Local de Patrimonio Histórico (Clph) de la Comunidad de Madrid ha acordado que el proyecto de rehabilitación y mejora y su nuevo uso es compatible y se adecúa a la reciente declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), en categoría de monumento, por parte del Gobierno regional.
Con este trámite, el Ayuntamiento de Madrid termina de blindar el patrimonio de este edificio significativo para Madrid, cedido al Consistorio, que había estado abandonado desde 2012 y que destaca por su importancia en la historia de la arquitectura madrileña y española. "Este dictado de la Comisión Local de Patrimonio Histórico supone un paso decisivo para la recuperación, renovación y puesta en valor del edificio y del entorno", ha destacado el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.
La antigua fábrica de la empresa dedicada a productos lácteos se acondicionará, ampliará y reestructurará para convertirla en un centro de innovación e investigación. Al mismo tiempo, con la protección se protegerá el edificio y se pondrá en valor como una dotación municipal singular. La propuesta, presentada por la empresa Kadans Science, fue seleccionada en el concurso internacional Reinventing Cities de 2019.
Renovación de los espacios y creación de zonas verdes
Los trabajos previstos en la propuesta contemplan, en primer lugar, obras de acondicionamiento general del edificio, respetando la distribución original de las naves principales, aunque haciéndolas más funcionales y recuperando los materiales originales donde sea posible.
En segundo término, se acometerán obras bajo tierra para crear el nuevo aparcamiento que obliga el proyecto. También se ampliará la tercera planta del edificio, donde estarán los laboratorios. Al mismo tiempo, se crearán escaleras y pasarelas de evacuación para cumplir con la normativa de incendios y seguridad. Para hacer accesible el edificio contará con ascensores. Además, se abrirán huecos en forjados para iluminar la planta sótano.
La estructura principal del edificio se consolidará y acondicionará mediante refuerzos, mientras que en las cubiertas serán necesarios trabajos de conservación como la impermeabilización, la sustitución de acabados y lucernarios en mal estado, la recuperación de los remates de ventilación y la incorporación de paneles fotovoltaicos. Además, se instalarán cubiertas vegetales y en las fachadas serán necesarias obras de conservación, restauración y consolidación, donde se mantendrán las piezas exteriores originales y se sustituirán las carpinterías, aunque manteniendo el material y los acabados.
Junto a las actuaciones en el edificio también se renovará todo el entorno de la fábrica. La principal acción será la reducción del tamaño del terreno de la fábrica, la configuración de una gran zona verde y nuevos caminos, todo ello con el objetivo de que se pueda utilizar este espacio para otros servicios con actividades culturales.
Un edificio de construido en 1961
La antigua fábrica Central Lechera Clesa fue construido por el arquitecto Alejandro de la Sota entre 1957 y 1961, lo que le sitúa como un edificio singular de alto valor arquitectónico, histórico y social. La industria estuvo a pleno rendimiento hasta el año 2011 y echó el cierre en 2012, cuando su actual propietario entró en quiebra. Durante medio siglo la fábrica se dedicó al embotellado de leche de esta de empresa de origen burgalés. Posteriormente, diversificó sus productos con la elaboración de diferentes postres lácteos, como yogures, flanes o natillas.
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Tras su cierre, en mayo de 2015, se inició la tramitación de la modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid para crear en este espacio un nuevo espacio urbanístico de alta calidad. En un principio, esta primera modificación del plan general fue aprobada en mayo de 2015, pero finalmente se desistió de su tramitación sin que llegara a ser aprobada definitivamente.
En 2018, se inició un nuevo expediente de modificación del plan general, que fue aprobado de manera definitiva en 2020. Este plan estableció su cesión al Ayuntamiento de Madrid e incluyó una parte de la fábrica en el Catálogo de Edificios Protegidos, lo que obligaría a preservar su volumen y elementos arquitectónicos más destacados. En la modificación del plan general que arrancó en 2018, se propone un nuevo acceso a la estación de tren de Cercanías de Ramón y Cajal y se cede suelo a Adif para mejorar la estación y que se emplace en un tramo recto, reservando el resto de las parcelas a servicios terciarios y viales.
Con carácter previo a su cesión al Ayuntamiento, se procedió a la demolición de las partes de la nave no protegidas que quedan fuera de la nueva parcela municipal y que ocupaban la futura zona verde y parte del terreno lucrativo. Además, se reparó la cubierta para evitar la filtración de agua en el edificio y el tapiado de ventanas, ya que la fábrica había sufrido varios episodios de vandalismo. El proyecto de urbanización de la zona verde que rodea la fábrica fue aprobado de manera definitiva en 2022.
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