La desconfianza de las bases obliga a ERC a tensar la cuerda de la negociación con el PSC para investir a Illa

La secretaria general de ERC, Marta Rovira, interviniendo en la reunión del Consejo Nacional de los republicanos por videoconferencia.
La secretaria general de ERC, Marta Rovira, interviniendo en la reunión del Consejo Nacional de los republicanos por videoconferencia.
ACN
La secretaria general de ERC, Marta Rovira, interviniendo en la reunión del Consejo Nacional de los republicanos por videoconferencia.

La desconfianza de las bases de ERC hacia los socialistas, en plena crisis interna en la dirección del partido independentista, está obligando a los republicanos a tensar la cuerda de la negociación con el PSC, en la recta final de las conversaciones para la investidura de Salvador Illa.

Los contactos entre los equipos negociadores de ERC y PSC son permanentes, teniendo en cuenta que el tiempo se agota, ya que los republicanos marcaron finales de julio como límite para alcanzar un preacuerdo, que, en caso de alcanzarse, tendría que ser ratificado por la militancia de la formación independentista en una consulta.

Según diversas fuentes de la negociación consultadas por EFE, lo que parecía una negociación bien encarrilada podría tambalearse en los últimos metros, por el miedo de la dirección de ERC a un hipotético rechazo de las bases a un pacto con el PSC.

A los recelos de los republicanos hacia los socialistas se le añade el malestar hacia una dirección dividida, en la que ya no se disimulan las divergencias entre un Oriol Junqueras que aspira a recuperar la presidencia del partido en el congreso de noviembre y una Marta Rovira que ha anunciado que se retirará entonces como secretaria general y que es partidaria de una amplia renovación, como otros pesos pesados de ERC, entre ellos Pere Aragonès.

La reciente polémica por la campaña de falsa bandera contra el último alcaldable de ERC por Barcelona Ernest Maragall, promovida desde las estructuras del partido, ha acabado de agitar las aguas entre una militancia desconcertada y que podría plasmar su estado de ánimo con un voto de castigo a la dirección en la consulta sobre un eventual preacuerdo con el PSC para la investidura de Illa.

Esta semana arrancó con una sucesión de gestos de aproximación con los socialistas, como el anuncio sobre el traspaso de 1.520 millones en los próximos tres años a la Generalitat, 1.058 de ellos vinculados con Rodalies y 450 para I+D, partidas que responden al pacto PSOE-ERC del año pasado para la investidura de Pedro Sánchez.

El buen clima tuvo continuidad el miércoles, cuando Sánchez y Aragonès sellaron en el Palau de la Generalitat el traspaso de la gestión del Ingreso Mínimo Vital a Cataluña, un apretón de manos que parecía allanar el camino a las negociaciones entre ERC y PSC.

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