Son gelatinosas y transparentes (y no, no son medusas) y han comenzado a aparecer en las playas del cantábrico de manera masiva. Se trata de las salpas, un invertebrado totalmente inofensivo que se mueve como un pequeño cohete marino, expulsando agua por sus sifones. 

Una de las principales diferencias con las medusas es que las salpas tienen órganos y estructuras internas que estas no tienen, como corazón, sistema vascular, faringe y gónadas, que en muchas ocasiones se pueden ver debido precisamente a su transparencia y su fisionomía gelatinosa. 

¿Son venenosas?

Ni pican ni atacan. De hecho, la función de estos organismos vegetales de entre 1 y 10 centímetros es ayudar a mantener los ecosistemas marinos saludables, por eso las autoridades advierten de que tocarlas podría dañarlas fácilmente. Además, no pueden sobrevivir fuera del agua, así que lo mejor es dejarlas en su hábitat natural. 

Concretamente, ayudan a almacenar carbono en el fondo marino a través de sus excrementos y cuerpos muertos. Como las salpas se alimentan de fitoplancton, que crece con la luz solar y el dióxido de carbono, sus excrementos son extremadamente ricos en carbono.

Así, cuando estos pellets fecales y los cuerpos muertos de las salpas descienden al fondo del mar o son consumidos por otras criaturas, el carbono se almacena de manera segura y permanecer en el fondo del océano durante años, incluso siglos, contribuyendo a la regulación del clima.

¿Por qué han llegado las salpas a las playas españolas?

Son tres los factores que han llevado a las salpas a invadir las playas del norte de España: