El PP deja que las comunidades lideren el rechazo al concierto fiscal en Cataluña y evita dar munición a las bases de ERC

Alberto Núñez Feijóo cambia de estrategia. En lugar de liderar desde un inicio la respuesta contra la última cesión del PSOE al independentismo, deja que sean otras voces las que tomen posición. Así, y a diferencia de la rápida y contundente reacción que tuvo el PP contra la ley de amnistía que anunció Pedro Sánchez a cambio de su investidura, ahora Génova opta por un perfil más bajo en aras de perjudicar la investidura de Salvador Illa. Por un lado, deja que sean las comunidades las que lideren el rechazo al concierto fiscal que promete el PSOE en Cataluña a cambio de los votos de ERC y, de paso, evita dar munición a las bases de los independentistas que este viernes, 2 de agosto, votarán el preacuerdo.

Este martes, el portavoz parlamentario del PP, Miguel Tellado, evitó avanzar medidas y acciones en contra de la nueva cesión al independentismo. Tan solo dio por "imposible" la promesa del PSOE: "Igual que Sánchez engañó a Junts prometiéndoles una amnistía que finalmente no tiene el alcance prometido, ahora está engañando a ERC con un modelo de financiación que es inaplicable porque es ilegal e inconstitucional". También el líder del PP dijo estar ante "otra investidura comprada por Sánchez, que pretende que paguemos todos con más desigualdad" y acusó al PSOE de pretender repetir con ERC la "mentira" a Junts.

Sin embargo, ni el líder ni su portavoz parlamentario dieron pistas sobre la acción que tomará el PP, el mismo que hace casi un año, antes de que Sánchez pronunciara la palabra amnistía, ya había convocado movilizaciones en las calles. Fuentes del PP reconocen que forma parte de su nueva estrategia. "No es Génova la que tiene que liderar la respuesta, son las 15 autonomías", entre las que ellos gobiernan o cogobiernan en 13. Tal es así que los barones territoriales, tanto del PP como del PSOE salieron este martes en tromba para marcar postura.

"No nos quedaremos quietos", avisó la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, para quien esta concesión "rompe la caja común de los españoles". El valenciano Carlos Mazón también prometió combatir "el golpe de estado fiscal" en Cataluña al entender que "la solidaridad está a punto de morir por el PSOE". El murciano Fernando López Miras tildó el preacuerdo de "gravísimo" mientras que el aragonés Jorge Azcón, dijo que era un "ataque a la Constitución", dado que si bien esta recoge un cupo vasco y un fuero navarro no incluye un concierto fiscal para Cataluña. 

Otros tantos presidentes autonómicos del PP se manifestaron en esta línea: desde Andalucía se habló de "ataque frontal", desde Cantabria, de "corrupción política" y desde Galicia se tachó de "intolerable". Pero aun más relevante fueron las voces socialistas. El presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García-Page; el líder socialista en Aragón, Javier Lambán; el secretario general del PSOE de Andalucía, Juan Espadas, o el secretario general del PSOE de Extremadura, Miguel Ángel Gallardo, se rebelaron contra el preacuerdo. Y esto, a ojos de los populares, tiene más peso que las críticas de la oposición. "Al PSOE le duele más lo que diga Compromís o Page que lo que digan Feijóo o Ayuso".

En esta línea, y también como parte de la estrategia, la dirección nacional del PP evita la contundencia con el fin de no servir de excusa al independentismo que pueda dudar del preacuerdo: "No seremos el pegamento que una al independentismo. Nuestra indignación puede favorecer un sí de las bases de ERC", explican de cara a la consulta interna que hará en dos días la dirección de ERC. Con todo ello, Feijóo observa desde la barrera aunque preparado para contraatacar. Porque ni dará munición a los independentistas ni dará por hecho "que se saldrán con la suya".