Quién es Pablo González, el periodista español acusado de ser espía ruso que ha sido liberado en el intercambio de presos

'Selfie' del reportero Pablo González, en una fábrica de la localidad de Dnipro, el pasado 2 de febrero.
'Selfie' del reportero Pablo González, en una fábrica de la localidad de Dnipro, el pasado 2 de febrero.
TWITTER/Pablo González
'Selfie' del reportero Pablo González, en una fábrica de la localidad de Dnipro, el pasado 2 de febrero.

El periodista español Pablo González Yagüe ya está en libertad. Así lo confirmaba el Ministro de interior polaco, país en el que el informador llevaba preso desde febrero de 2022 acusado de espiar para el Kremlin. Su liberación se produce como parte de uno de los mayores intercambios de prisioneros entre Estados Unidos y Rusia. 

Tras conocerse este intercambio, el equipo legal de Pablo González ha emitido un comunicado en el que explican que el periodista "ha sido liberado y trasladado, por ahora, a su país de nacimiento (que es Rusia)" gracias al interés de Moscú y a "intensas negociaciones entre las partes implicadas". Pero, ¿quién es este reportero y cuál es su historia?

Antes de la detención

Nacido en Rusia en 1982, Pablo González proviene de una familia vasca que se exilió durante la guerra civil española. Hasta los nueve años vivió en la Unión Soviética y después, con el divorcio de sus padres, se trasladó con su madre al País Vasco. Ya en España, la madre cambió el nombre de su hijo a Pablo González Yagüe en el Registro Civil español. Esta es la razón de que tenga ambas nacionalidades. 

Antes de su detención, el periodista, licenciado en filología eslava y máster en estudios estratégicos y seguridad internacional, colaboraba como freelance el diario Público y La Sexta. 

Durante los años de prisión, González ha sido finalista del premio José Couso y ha sido galardonado con el premio José María Portell a la Libertad de Expresión de la Asociación Vasca de Periodistas-Euskal Kazetarien Elkartea y el Colegio Vasco de Periodistas-Kazetarien Euskal Elkargo, o el premio Llibertat d’Expressió 2023 de la Unió de Periodistes Valencians. 

La noche de su detención

La detención de Pablo González ocurrió la noche del 27 de al 28 de febrero de 2022, poco después de la invasión de Ucrania, en la ciudad polaca de Przemysl, por las autoridades de Varsovia. Días después, el Gobierno polaco difundía una nota en la que detallaba que la Agencia de Seguridad Interior le había capturado bajo sospecha de haber realizado operaciones en beneficio de Rusia, "beneficiándose de su condición de periodista". 

La última vez que se le vio en libertad fue, justamente, el día de antes, el 26 de febrero de 2022, durante una conexión en directo con el programa La Sexta Noche desde la estación de tren de Przemyśl, en Polonia, lugar por donde estaban entrando más refugiados desde Ucrania. Sus últimas declaraciones televisivas fueron: "La verdad es que Polonia, tanto el Estado como la sociedad, se ha volcado con Ucrania".

Dos años y cinco meses en prisión

Desde aquella noche, y pesar de que el país polaco nunca llegó a presentar cargos formales contra él -pues su legislación no establece ningún límite temporal para la prisión preventiva- Pablo González ha permanecido "recluido en una celda sin ventanas del módulo de alta seguridad de la cárcel de Radom", según detalló el periodista a la madre de sus hijos, Oihana Goiriena, en las cartas que le envió desde allí. 

Fueron dos años en los que González permanecía 23 horas diarias encerrado, con solo una hora de paseo en un patio de siete por cuatro metros. Estas condiciones han sido denunciadas durante estos 29 meses por organizaciones como Reporteros sin Fronteras y Amnistía Internacional, que pidió al Gobierno polaco que facilitase a González "información completa sobre los cargos que hay en su contra", finalizase el régimen de aislamiento al que estaba sometido y revisase su situación de prisión provisional, "incluido el respeto a su vida privada y familiar".

¿Por qué le acusó Polonia de ser un espía?

Durante todo este tiempo, Polonia ha insistido en que Pablo González utilizaba como "alias" los nombres de Aleksey Rubtsov o Pavel Rubtsov, tal y como figuró en el auto de prisión original. Estos nombres corresponden, efectivamente, a los que le pusieron al nacer: Pavel Alekseevich Rubtsov.

Sin embargo, cuando fue detenido, el periodista llevaba encima el pasaporte español y el ruso, con sus respectivos nombres, por lo que ambos fueron considerados falsos por las autoridades polacas. 

Otra de las pruebas que Polonia utilizó contra él es la paga de 350 euros que el padre de González, Aleksiej, que aún reside en Moscú, le envía mensualmente como ayuda económica y que las autoridades polacas consideran una prueba más de que está al servicio del Kremlin, según explica El País. 

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