El último órdago de Puigdemont en la semana de investidura de Illa tras el acuerdo entre PSC y ERC

Puigdemont, en un acto político en Verdures hace unos días.
Puigdemont, en un acto político en Verdures hace unos días.
Europa Press via Getty Images
Puigdemont, en un acto político en Verdures hace unos días.

Mientras medio país está de vacaciones, el futuro político de Cataluña y el de España entra en una semana clave, crucial: la de la posible investidura de Salvador Illa (PSC) como nuevo presidente de la Generalitat catalana. Pero una sombra se alza en este panorama con el objetivo de desbaratar los planes de Pedro Sánchez: Carles Puigdemont.

El expresidente autonómico catalán, fugado desde los acontecimientos secesionistas de 2017, va a tener que recurrir a su última baza después de que este viernes, las bases de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) dieran el visto bueno al acuerdo entre esta formación y el PSC para investir a Illa, a cambio de onerosas cesiones tributarias.

Junts quiere evitar a toda costa la investidura del socialista y su objetivo no es otro que la repetición electoral, pero ahora solo le queda la opción que lleva evitando siete años: volver a entrar en España y quedarse expuesto a una más que probable detención por orden del juez Llarena, ya que la ley de amnistía no le cubre, ya que a Puigdemont le pesa también un delito de malversación.

Después de la decisión de las bases de ERC, Puigdemont publicó una carta donde dejaba claras sus intenciones: "Sé lo que tengo que hacer", dijo el político fugado, quien admitió que podría ingresar en prisión "quién sabe por cuánto tiempo".

La jugada es sencilla: si Puigdemont insiste en asistir al pleno de investidura tiene que entrar por fuerza en España, donde sería detenido. Se produciría entonces la posibilidad de que el presidente del Parlament, Josep Rull (Junts), suspendiera el pleno. 

En ese caso, la investidura quedaría en el aire, pendiente de si vuelve a fijarse una fecha y a expensas de que ERC decida mantener o no su voto a favor de Illa aunque Puigdemont se encuentre en prisión preventiva y con posibles movilizaciones en la calle, que es otro de los objetivos de Junts para dinamitar la posible investidura de Illa.

Límite: 26 de agosto

En este escenario, la fecha clave es el lunes 26 de agosto: se trata del límite existente para investir a Illa, ya que de sobrepasarse, se pondría en marcha una nueva convocatoria de elecciones. En contra de Puigdemont está precisamente la rapidez con la que se están sucediendo los acontecimientos.

En cuanto a las bases de ERC votaron a favor de la investidura de Illa, el exministro de Sanidad informó a Rull de que contaba con los apoyos necesarios para ser investido presidente, por lo que se puso en marcha una maquinaria que este lunes empezará a dar pasos. 

Se abre una nueva ronda de consultas con los líderes parlamentarios, que tendrá lugar este martes, con reuniones presenciales o telefónicas, para constatar que Illa, ahora sí, dispone de apoyos suficientes para ser investido.

Rull podría convocar para el martes una reunión de la Mesa de la Diputación Permanente del Parlament, órgano operativo durante las vacaciones veraniegas, que tendría que fijar la fecha y el formato de un pleno de investidura que podría celebrarse el miércoles 7 de agosto o alguno de los días posteriores.

Aún así, Salvador Illa tendrá que estar pendiente de la decisión de una diputada en concreto: Mar Besses, que pertenece a Jovent Republicà, una organización vinculada a ERC pero que es autónoma de facto, y que representa a la facción que está en contra de acuerdos con partidos supuestamente constitucionalistas como el PSC.

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