Álvarez del Manzano, Custodia de Tierra Santa, los ayuntamientos colaboradores y Telecaravaca reciben los Premios Tomir
Así, en esta XI edición resultaron galardonados a nivel internacional, la Custodia de Tierra Santa; a nivel nacional, José María Álvarez del Manzano, como presidente de la Junta Rectora de IFEMA (Institución Ferial de Madrid); a nivel regional, todos los ayuntamientos que han suscrito convenios de colaboración con Caravaca de la Cruz con motivo del Año Santo 2010; y a nivel local, el galardón se entregará a Telecaravaca, en la persona de su gerente, Diego García Blaya.
El elenco se completa con las Menciones Especiales a los equipos caravaqueños de voleibol, fútbol y fútbol sala, que militan en categorías nacionales. La gala contó con la presencia de la consejera de Presidencia, Maria Pedro Reverte, que fue la encargada de entregar los premios a los 17 ayuntamientos que han suscrito los convenios de colaboración del Año Santo 2010.
Asimismo, la directora general de Turismo, Marína García, entregó el galardón a José María Álvarez del Manzano; mientras que el director general de Deportes, Antonio Peñalver, hizo lo propio con las menciones a los equipos de fútbol, fútbol sala y voleibol. Además, la gala contó con la presencia alcaldes y concejales de los ayuntamientos premiados.
De este modo, antes de la cena gala, los premiados asistieron a la recepción en el Salón de Plenos del Ayuntamiento donde fueron recibidos por el teniente de alcalde, Amador López, y el presidente de la kábila Almorávides, Alfonso Sánchez. Posteriormente, visitaron la Basílica de la Santísima y Vera Cruz.
El nombre de estos reconocimientos, 'Premios Tomir', es una clara referencia a una leyenda, la del Gigante Tomir, que es obra del que fuera Cronista Oficial de Caravaca de la Cruz, Manuel Guerrero Torres. Las personas e instituciones que se hacen acreedoras de estos premios, reflejan con su actitud, con su trayectoria, con su lucha y apoyo constante, las características del último 'titán', que para estar siempre vigilante y al acecho de cualquier mal que pudiera sobrevenir sobre nuestra ciudad decidió permanecer en sus alrededores, dormido pero atento, para evitar posibles peligros y desgracias.