El ex director de Derechos Humanos del Gobierno vasco critica que el actual Ejecutivo pretenda "el asalto a las aulas"

Asegura que el Plan de Educación para la Paz, aprobado en 2007, es "un auténtico trabajo transversal" y el "logro de todos"

El director de Derechos Humanos del anterior Gobierno vasco, Jon Mirena Landa Gorostiza, acusa al actual Ejecutivo de López de pretender "una especie de asalto a las aulas para 'dejar bien clara' la injusticia del terrorismo de ETA", y de optar por convertir la Educación para la paz "en campo de batalla mediático y partidista".

En un artículo publicado en el último número de la revista 'Bake Hitzak' (palabras de paz) de Gesto por la Paz, recogido por Europa Press, Landa señaló que "ya en junio del año pasado, apenas el nuevo Gobierno vasco iba tomando en sus manos el Poder Ejecutivo", saltó a la "palestra la necesidad de promocionar la Educación para la paz y los derechos humanos".

A su juicio, esto habría sido una "buena noticia" si hubiera habido "una voluntad real de conocer cuál era el trabajo que se había dejado en marcha", y si se hubiese procedido, con "el tono, las formas y contenidos" precisos, a presentar los nuevos proyectos mediante una propuesta "constructiva, de sumar voluntades, de aspirar a consensos, de humildad, proactiva, concreta, transversal y abierta a aportaciones".

Asimismo, consideró que "la perspectiva del enfoque" debería haber sido "más amplia y equilibrada". "Por desgracia, se impuso un lenguaje bronco y parcial. Todo se reducía ya en el verano de 2009 -y todavía hoy- a mensajes 'nítidos' de que 'ahora sí' que van a ir las víctimas de ETA a las escuelas".

"El todo de la Educación para la paz y los derechos humanos que, según definición de la ONU debe integrar todos los derechos humanos y su promoción sin límites, se parcela y se transforma en una especie de asalto a las aulas para 'dejar clara' la injusticia del terrorismo de ETA", destacó.

"Y, por si fuera poco, esa reducción del todo a una parte, se ha venido acompañando, una y otra vez, de un reproche agresivo y descalificador de todo lo que se había hecho hasta la fecha, sin matices, cuando no había habido tiempo material para hacer una evaluación ni siquiera de urgencia que, con seriedad, hubiera permitido conocer qué proyectos había que confirmar y cuáles, en su caso, intensificar o reorientar", dijo.

Según aseguró Jon Mirena Landa, en su lugar, "se optó por la escandalera pública, por el titular de grueso calado, por la descalificación moral, como si todo lo hecho hasta el momento fuera rehén de gentes sin catadura ética o sensibilidad".

"Se renunció a sumar y se convirtió la educación para la paz en campo de batalla mediático y partidista. Y eso es inaceptable y, además, contraproducente, con el riesgo -quizá ya irreversible- de generar un efecto desmovilizador y de tierra quemada para tanta gente de buena fe, que se sentirá herida, injustamente acusada y tratada, y, en consecuencia, en actitud de oposición y desconfianza ante cualquier movimiento político del nuevo Gobierno en este campo", subrayó.

En su opinión, "se ha querido sacar rédito político y, como político y parcial, lo está percibiendo la sociedad y la comunidad educativa".

Plan del anterior gobierno

Además, destacó que, después de casi 30 años de autogobierno, en diciembre de 2007, el Ejecutivo de Ibarretxe consiguió que, "por primera vez", se aprobara un Plan Vasco de Educación para la paz y los Derechos Humanos 2008-2011, que era "un logro de todos o, al menos de muchos".

En esta línea, subrayó que el documento, ahora reformulado por el Ejecutivo de López, era "un auténtico trabajo transversal" que supuso casi un año y medio "de titánico esfuerzo", en el que se dio, "desde el minuto cero, participación y oportunidad de aportar" a grupos políticos, agentes sociales, grupos pacifistas y de víctimas, expertos en Educación para la paz, el Consejo Escolar de Euskadi, organismos internacionales, diputaciones, ayuntamientos, "y un largo etcétera".

Para Jon Mirena Landa, "ningún país del mundo ha sido capaz de solucionar en las escuelas lo que no es capaz de consensuar en el medio social", y destacó que, "sin un acuerdo de los partidos políticos, con paso previo, es imposible un acuerdo social que garantice condiciones adecuadas para trabajar la educación para la paz 'directa': esto es, aquella que tiene que ver con los conflictos abiertos en nuestra propia sociedad vasca".

En esta línea, se preguntó cómo se va a "meter en las aulas" un tema así, cuando los adultos, todavía hoy, discuten sobre "la política de víctimas y las deudas pendientes con la memoria histórica".

Tras advertir que "la voluntad de parcelar la intervención educativa no va a evitar que la realidad, en toda su complejidad y hondura, entre por las ventanas de colegios, institutos, ikastolas y domicilios de los padres y madres", dijo que "no se pueden poner vallas al campo".

Por ello, apostó por una Educación para la paz y los derechos humanos sobre "las transgresiones" que se producen en Euskadi, incluido el terrorismo, "pero con consenso". "Hagamos un puzzle entre todos y no una guerra de barcos, con actitud constructiva, sin reproches", emplazó, para asegurar que no será posible si no se "suman esfuerzos y voluntades", y se hace "por decreto".

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