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Antonio Banderas ha transformado en inversión algunas de sus pasiones

Aceite, vino, motos... Antonio Banderas ha diversificado sus inversiones.
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Más allá del actor y del devoto cofrade hay un empresario enamorado de su tierra, un inversor que arriesga su capital en productos made in Spain. Antonio Banderas asegura que no le seducen los negocios fáciles; sus ilusiones y sus gustos guían sus decisiones y los únicos requisitos que impone para participar en un negocio es que sean "empresas españolas de prestigio y que actúen con rigor". Para ello se rodea de amigos con experiencia empresarial.

La aventura empresarial de Antonio Banderas comenzó por el olfato: en 1997 lanzó junto al grupo Puig la marca Antonio Banderas Seductive Fragances, que hoy cuenta con 8 perfumes y se distribuyen en más de 150 países.

Este acierto le animó a emprender nuevos negocios, esta vez relacionados con el gusto. ¿Y qué puede haber más español que el aceite y el vino? Banderas se interesó por ambos: en 2003 compró el 10% de Hojiblanca, una de las grandes productoras de aceite de oliva del país, con el fin de favorecer su exportación a Estados Unidos, y el año pasado adquirió el 50% de Anta Bodegas, que elabora vinos con denominación de origen Ribera del Duero. Desde entonces se llama Bodegas Anta Banderas.

Para deleite de la vista, Antonio también invirtió en algo naturalmente relacionado con su oficio: la producción cinematográfica. Decidido a sacar adelante El camino de los ingleses, fundó en 2003 Green Moon, que también participó en el filme apocalíptico 'Tres días' y, junto con la productora granadina Kandor Graphics, se ha volcado en los últimos años en el cine de animación. Títulos como 'El lince perdido' (Premio Goya en 2008) y 'La dama y la muerte' (nominada al Oscar este año) dan fe.

Seducido por el sonido del mar y el tacto del puño de la moto, montó junto con su hermano Javier un empresa de alquiler de barcos en Málaga, Doncel, y recientemente presentó su propio equipo de Moto2, Jack & Jones Team por Antonio Banderas. ¿Qué será lo próximo?

No todo han sido vino y rosas

Algunas apuestas del malagueño no fueron tan bien como hubiera deseado. Las pérdidas generadas por La Posada de Antonio, su cadena de restaurantes con vocación internacional, le obligaron a ceder su gestión al grupo Abades. Tuvo que vender su discoteca Kaleido de Benalmádena, que montó con su hermano, y tampoco prosperó su sueño de crear un teatro en la estación de Príncipe Pío en Madrid: el proyecto fue aparcado.

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