Barajas despega sin agua, luz ni megafonía
«Menos mal que me hace usted una pregunta fácil». La tan grácil como arrebatada señorita de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) se rie bastante cuando escucha la duda, banal pero de verdadera hondura biológica: «¿Dónde está el cuarto de baño?».
Día D en el superaeropuerto que construyeron (con un coste de 6.200 millones de euros, idéntico, por ejemplo, al producto interior bruto de Honduras o Senegal) las concesionarias galácticas de Florentino Pérez (ACS) y Esther Koplowitz (FCC).
Olor a fecales
La porcelana Duravit de todos los WC visitados ayer por este diario en la nueva terminal del aeropuerto de Barajas estaba muy limpia a ojos vista. Para la nariz la sensación era otra: los cuartos de baño huelen a fecales. No hay agua en 9 de cada 10 grifos ni jabón en los dispensadores. Consuelo: la opción del interiorista (aluminio a lo bruto y vidrio laminado) es muy zen.En un carrito abandonado, una mochila de la que nadie se asusta, quizá porque hay otros motivos para el espanto: ni una hoja de reclamaciones en los mostradores; batalla para entrar en los ascensores-nicho (Thyssen: la genealogía); 3,70 € por una tapa de tortilla y 4,30 por una macedonia de frutas, ambas procedentes de la misma factoría del aluminio bruto, y carteles estilo Word 98 en las puertas (
Un corte de luz de casi una hora
Centenares de pasajeros perdieron vuelos por el caos en la facturación o sobrevivieron malamente a la primera jornada de la Nueva Área Terminal (NAT).
La grandiosa T-4 (770.000 m2) fue abierta en unas condiciones en las que ningún propietario admitiría la recepción de una obra: las casi 300 cabinas telefónicas, precintadas; andamios, escombros y cables en los pasillos; megafonía, muda; un corte de luz de casi una hora; máquinas de pago del parking (por tramos: 0,60 € primera media hora) apagadas; cajeros automáticos en off; carritos para equipajes, inencontrables...
Tres muestras del caos:
- "Pequeños problemas". Sólo una persona se hacía cargo ayer de las reclamaciones de los centenares de viajeros colgados por el desmadre operativo. Iberia, que ocupa el 60% de la capacidad de la T-4, minimizó la situación: hubo «montones de pequeños problemas», dijo la compañía.
- El caos del bus lanzadera. Para llegar a la nueva terminal salga usted con, al menos, dos horas y media de antelación de Madrid. El Metro le dejará en la estación de siempre (Aeropuerto), tendrá que buscar la salida de los buses lanzadera gratuitos y hacerse un hueco . Ayer había 8 en circulación y no daban abasto.
- Escaleras pro lumbago. Cuando salga del bus, lumbago. No queda otra que subir una empinadísima y estrecha escalera de caracol para llegar a la zona de embarque. Ayer había un sólo ascensor mínimo: dos carritos con maletas lo llenaban sobradamente.
Algunos de los afectados:
C. Mir y C. Cameselle. Turistas, 39 y 41 años. "Acabamos de llegar a la T-1 de un viaje de placer a Cuba. La alegría tropical se nos fue de encima al pisar Barajas. Nos hicieron dar mil vueltas, nadie nos indicaba nada, un desastre... Cuando llegamos aquí en el bus-lanzadera nos encontramos con un sólo ascensor para toda esta gente. Tenemos que enlazar con un vuelo para Vigo en media hora. Lo vamos a perder".
Jesús Centeno. Chófer de agencia de viajes, 60 años. "Llevo diez años viniendo a buscar pasajeros a Barajas. Ahora estoy esperando a una excursión de americanos, turistas de dinero. Esto es un lío de padre y señor mío. No hay quién se entere de dónde está o adónde hay que ir. Sufrí 20.000 cruces para llegar y ahora tengo que subir y volver a bajar para ir a buscar a los clientes. La T-4 es un lugar incómodo. Ya no saben hacer cosas sencillas".
- ¿Has tenido que sufrir el caos de la nueva T-4? Cuéntanoslo o díselo a Aena (clientes@aena.es)
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