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Los niños de la Casa Real, las estrellas de sus felicitaciones navideñas

Felicitación de los Príncipes de Asturias e hijas en la Navidad de 2010.
Casa de Su Majestad el Rey

La Casa del Rey acaba hacer públicas las tradicionales tarjetas navideñas con las que cada año felicitan las Fiestas a los españoles.

Tal y como hicieron en los dos últimos años, Don Juan Carlos y Doña Sofía han preferido no posar para su crisma y, en su lugar han escogido una fotografía nocturna del Palacio Real. En su reverso, los Reyes incluyen un mensaje escueto en el que desean un feliz 2011 a todos los ciudadanos, junto con sus firmas.

Tampoco los Príncipes de Asturias y los duques de Palma de Mallorca aparecen en sus respectivas felicitaciones, que dejan todo el protagonismo a sus hijos.

En el de los primeros, las infantas Leonor y Sofía, muy rubias y peinadas, ensayan su mejor sonrisa. Sus progenitores sí rubrican, sin embargo, la postal en la que envían sus mejores deseos "para una Feliz Navidad" y "un próspero y esperanzador Año Nuevo".

Por su parte,  la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín han distribuido a modo de felicitación una foto primaveral en la que sus cuatro niños -Juan, Pablo, Miguel e Irene- presumen de apariencia indoeuropea y de unas camisas blancas que les da un aire ibicenco.

De todos los adultos que conforman la Casa Real, sólo la infanta Elena figura en su tarjeta, que tiene el detalle de traducir el mensaje de felitación a otros idiomas. Para el crisma, la primogénita de los Reyes ha utilizado una imagen informal en la que ha sido fotografiada con sus dos hijos -Felipe Froilán y Victoria- y a las puertas de la catedral de Santiago de Compostela. Todos portan sus correspondientes  bastones de peregrino.

Cuatro años sin Photoshop

De esta forma se da por cerrada y clausurada una época en la que las felicitaciones reales se analizaban con lupa y aseguraban críticas y discusión.

El uso del retoque fotográfico en las imágenes de 2005 y 2006 provocó un gran revuelo y, entre otras cosas, que se perdiera por sorpresa una de las piernecitas de la entonces casi bebé infanta Leonor.

La sobriedad marca desde entonces los buenos deseos reales en Navidad.

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