Nacional

Álvarez-Cascos abandona el PP muy molesto con militantes y la dirección nacional

Fotografía de archivo (07/05/2010) de Francisco Alvarez-Cascos.
EFE

El ex vicepresidente del Gobierno y ex secretario general del PP, Francisco Álvarez-Cascos, ha presentado este sábado su baja como afiliado en el Partido Popular a través de una carta dirigida al líder 'popular' Mariano Rajoy.

En la misiva, Álvarez-Cascos asegura haber tomado esta decisión "al no recibir el amparo solicitado reiteradamente" del Comité Nacional de Derechos y Garantías del partido ante "los menosprecios, descalificaciones e insultos" que le dirigieron otros militantes, "cobijados en el membrete oficial del PP de Asturias, impunemente".

La decisión de Álvarez-Cascos se produce menos de 48 horas después de que la dirección nacional descartase su candidatura en Asturias y optase por la concejal de Oviedo Isabel Pérez-Espinosa.

"Dejo el partido después de 34 años de militancia ininterrumpida por razones de dignidad personal. La decisión es firme y las circunstancias que la justifican las conoces sobradamente", explica a Rajoy en su carta, según El Comercio.

El ex ministro de Fomento recuerda al líder del PP: "en mi última nota manuscrita de 27 de octubre te indiqué que, en mi opinión, la política requiere dosis muy elevadas de paciencia y de flexibilidad, pero el respeto a las normas de educación y de civismo en cualquier organización no son negociables, especialmente dentro de un partido que tiene en el respeto a las personas una de sus señas de identidad más características".

Álvarez-Cascos también analiza la que, a su juicio, es la situación de "degradación" que vive el PP en Asturias.

Así, recuerda los insultos de los que él mismo ha sido objeto entre los meses de julio y octubre al ser calificado de "galáctico', "sexagenario" y "terrorista callejero".

La razón de estas descalificaciones no ha sido otra, argumenta, que "haber ofrecido mi disponibilidad a aceptar la candidatura en la próximas elecciones autonómicas".

"Todo ello no hubiera sido posible sin el consentimiento expreso, cuando no la complicidad, de la dirección nacional", lamenta Álvarez Cascos en su carta.

"Más allá de las amarguras inherentes a una decisión tan difícil como dolorosa, siento que mi deber me obliga a dar este paso para hacer las paces con mi propia dignidad personal", concluye su misiva.

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