Cultura

En busca de la fama perdida

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Es cierto que la fama es efímera, del mismo modo que hay actores y actrices cuyo éxito se limita a una o, como mucho, un par de películas. Michael J. Fox jamás pudo repetir la suerte de Regreso al futuro (1986). Patrick Swayze sólo pudo mantener el tipo en Dirty Dancing (1987) y Ghost (1990), aunque ambas le bastaran para perdurar en el recuerdo de multitud de admiradoras. Tras aparecer en papeles secundarios (Donnie Darko o 11:14), Swayze vive plácidamente criando caballos árabes en su propio rancho.

Y quién se acuerda del australiano Paul Hogan (Cocodrilo Dundee, 1986) o de Kelly McGillis, una de las actrices más prometedoras de su generación y que protagonizó títulos como Único testigo (1985), junto con Harrison Ford; Top Gun (1986), con Cruise, o Acusados, con la oscarizada Jodie Foster.

A Kevin Costner se le abrieron las puertas del cielo con la lluvia de premios de Bailando con lobos (1990), y su popularidad aumentó con Robin Hood, príncipe de los ladrones (1991) y El guardaespaldas (1992). En cambio, su carrera ha ido cuesta abajo y productos como Open Range, Más allá del odio o Dicen por ahí no han mejorado su alicaída carrera.

Otra desaparecida del carril rápido es Elisabeth Shue. Saboreó las mieles del éxito en Leaving Las Vegas (1995), al lado de Nicolas Cage, por la que la nominaron al Oscar a la mejor actriz. Después trabajó con Woody Allen (Desmontando a Harry, 1997), pero no ha vuelto a despuntar en papeles destacados.

Como aves fénix

John Travolta es un buen ejemplo de actor que ha sabido resurgir de sus cenizas. Fiebre del sábado noche y Grease lo convirtieron en icono. Su estrella se apagó, pero renació gracias a Mira quién habla (1991) y Pulp Fiction (1994), de Quentin Tarantino.

Cuando nadie se acordaba de Hilary Swank, Oscar por Boys Don’t Cry (1999), volvió a golpear con Million Dollar Baby (2005) y se llevó el segundo. Y Tommy Lee Jones, mejor secundario por El fugitivo (1993), destaca como actor y director en Los tres entierros de Melquiades Estrada.

Actores al contraataque

Sylvester Stallone celebrará su 60 cumpleaños recuperando a los dos personajes que lo inmortalizaron: Rocky y Rambo. Por Rocky (1976) logró el Oscar al guión original. Meg Ryan, reina de la comedia romántica, está, a sus 45 años, hiperactiva: prepara tres películas. Roberto Benigni, que alcanzó la gloria con el exitazo de La vida es bella (1997), vuelve con El tigre y la nieve, ambientada en Irak. Y gracias a Sin City, Mickey Rourke ha vuelto a gozar de la gloria efímera.

Primero el éxito y después...

Kathleen Turner

Auge :Por su belleza, carácter y seducción se la comparó con Lauren Bacall. Sus éxitos, Fuego en el cuerpo (1981), Tras el corazón verde (1984) o La guerra de los Rose (1989).

Caída: Sufrió de artritis y decidió aliviar el dolor ahogándolo con litros de vodka. En un par de años pasó de sex-symbol a ama de casa obesa en la satírica comedia de John Waters Los asesinatos de mamá (1994).

12 años después: Superados los 50, ha hecho televisión y algo de cine, como Las vírgenes suicidas (1999), de Sofia Coppola. Ahora tiene un proyecto, Monster House, y espera una segunda oportunidad en Europa, donde «una actriz nunca es demasiado vieja».

Timothy Dalton

Auge: Este galán de origen galés interpretó a James Bond en dos de los títulos más debatidos de la saga: 007: Alta tensión (1987) y Licencia para matar (1989).

Caída: Jamás superó las comparaciones con Sean Connery y Roger Moore. Pese a haber sido el Bond más humano, real y fiel a las novelas de Ian Fleming, se le tildó de soso. Prefirió volver al teatro y declinó ser de nuevo 007 en Goldeneye.

17 años después: Ha hecho algun cameo. En Looney Tunes: de nuevo en acción (2003) hacia un guiño a su pasado como espía. Casado, ahora asegura que «ser padre era el papel de mi vida».

Macaulay Culkin

Auge: La fama le sorprendió a la tierna edad de diez años gracias a Solo en casa (1990).

Caída: Su padre y representante, Kit, le trató como a una mercancía. Sufrió el divorcio de sus progenitores. Se casó a los 16 años, y el matrimonio duró dos. En 2004 fue acusado de posesión de marihuana y ansiolíticos. «Probé de todo menos las agujas», reconoció.

17 años después: Probó fortuna en el teatro. Ha intentado volver al cine con la inadvertida Party Monster (2004). Planea segundas nupcias y ha escrito una novela autobiográfica.

Rob Lowe

Auge: Destacó entre los jóvenes de su generación con títulos como Rebeldes, de Francis Ford Coppola, y Oxford Blues, de Robert Boris.

Caída: En 1988 grabó su propia película en vídeo, centrada en sus hazañas en la cama. ¿El problema? Que su compañera de reparto era menor. La condena fue mínima, pero la industria lo marginó.

16 años después: Mike Myers lo contrató para Austin Powers y podría aparecer en Iron Man.

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