Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La nostalgia televisiva, un atajo para atraer a la audiencia

'Selfie' de Roberto Leal junto a los concursantes y varios de los profesores de 'OT 2017' durante el chat posterior al programa.
'Selfie' de Roberto Leal junto a los concursantes de OT
@RobertoLealG
'Selfie' de Roberto Leal junto a los concursantes y varios de los profesores de 'OT 2017' durante el chat posterior al programa.

La televisión tira de nostalgia. El paraguas de esta melancolía sirve a los canales tradicionales para atraer a un público que es más complicado engatusar con el lanzamiento de un programa o serie completamente nuevo. La audiencia siente que cuenta con tanto que consumir que la gran mayoría de producciones pasan desapercibidas. Especialmente, si el producto no cuenta detrás con una buena inversión y estrategia en marketing. 

Con el truco de rescatar y actualizar un recuerdo mitificado en la memoria social, las grandes compañías audiovisuales se aseguran la expectación de la curiosidad del espectador. Lo que se traduce en publicidad gratis, ya que se hablará del retorno y los medios de comunicación se harán eco. Así, en los últimos tiempos hemos visto volver de todo y para todos: Padres Forzosos, Twin Peaks, 24, Heroes, Prison Break, Yo y el mundo, Expediente X...  En España, las últimas resurrecciones han sido Los Hombres de Paco, Los Protegidos o el reencuentro de Física o Química.

También hay que destacar Operación Triunfo, que volvió gracias al tirón del reencuentro de la ingenuidad de Rosa, Bisbal, Chenoa y el resto de la pandilla por el 15 aniversario del concurso.  Entonces se contrastó la fuerza del concurso y se dio luz verde a su regreso. Aunque el acierto fue que, a la vez, OT supo renovarse a tono con las nuevas maneras de consumir entretenimiento. OT 2017 no se quedó en la tele clásica y fue a emitir su señal 24 horas allá donde se fideliza a los jóvenes, en las redes y plataformas en las que están de manera cotidiana. En aquel momento, Youtube, Twitter e Instagram. Y este reseteo y actualización con ingenio del producto en sí no siempre sucede cuando se recuperan viejos programas.

"Si el retorno de OT en 2017 no se hubiera denominado OT hubiera costado aún más llamar la atención del público desde TVE"

No obstante, si el retorno de Operación Triunfo en 2017 no se hubiera denominado Operación Triunfo hubiera costado aún más llamar la atención del público desde Televisión Española. Porque hay muchos talents shows pero ninguno con el vínculo emocional que ya atesoraba la valiosa marca OT. Ahí está la clave. Y toda la prensa prestó atención para ver cómo salía la apuesta y la audiencia regresó a su casa, a la academia. De eso se aprovechan las grandes cadenas de televisión cuando recuperan inolvidables series o ideolatrados programas. Saben que el  regreso suele supone un acontecimiento mediático del que es difícil escapar en un momento en el que es complicado destacar o vender algo nuevo ante la  saturación de oferta en múltiples plataformas. Fracase o triunfe el concepto, con la nostalgia se aseguran un estreno con una expectación muy rentable. Todo el mundo hablará del remake en cuestión. 

El problema es que la nostalgia también es cada vez más reciente. Consumimos tanto producto audiovisual a tal velocidad que todo caduca antes. En este sentido, la pandemia ha propiciado que haya eventos mediáticos cercanos que se ven más lejanos. De hecho, ya es nostalgia OT 2017, que está a la vuelta de la esquina. Una generación de OT2017 que ya concursó sabiendo que los realities siempre se acaban y que en muchas ocasiones no conducen a lo que la sociedad considera éxito. Conocían lo efímero dentro de un formato que trascendió porque llegó hace dos décadas, justo en un momento en el que todo calaba más: la televisión se consumía con más paciencia y los programas tenían recorrido para asentarse con más fuerza en el imaginario colectivo. No había tanta fastfood de impactos audiovisuales, no éramos tan fugaces.

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