Solo se le ocurre al PP organizar el congreso autonómico en la capital leonesa y que su icono, Ayuso, llegue allí a captar votos y monte un lío mezclando León con Castilla y sitúe en esta última la cuna del parlamentarismo y ya de paso el propio reino leonés. Me retrotrae a los tiempos del exministro Trillo, cuando fue al Salvador y lanzó un "viva Honduras", con la salvedad que en el caso de Ayuso no solo fue un error, sino que ahondó en un tema lacerante para una parte de la población a la que quería supuestamente agasajar de cara a elecciones. ¡Manda huevos! que diría aquel en el Congreso.

León no es Castilla. La autonomía de Castilla y León no está integrada por una región, sino por dos; y carece de capitalidad, tal como establece el propio Estatuto de Autonomía. Si Ayuso lo desconoce, se lo podía haber advertido su jefe de gabinete, MAR, oriundo de Valladolid y que conoce perfectamente la sensibilidad de la tierra.

Estamos hablando de un territorio, León, donde decenas de ayuntamientos, incluida la capital, en los que residen más del 50% de la población, han aprobado en estos dos últimos años una moción que reivindica la autonomía leonesa: la número 18. Ayuso fue allí y situó la cuna del parlamentarismo en Castilla. Rajoy en su día ya se tuvo que disculpar con los leoneses cuando ubicó el origen de la democracia moderna en Inglaterra, pese a que la propia Unesco se lo ha reconocido a León.

Ya le puede dar las gracias Garzón a Ayuso, teniendo en cuenta que en un sector de la sociedad leonesa ser confundido con Castilla sienta peor que lo de las macrogranjas. Dicho esto, Ayuso fue la estrella del Congreso. Si encima se lo hubiera preparado...