OPINIÓN

¿Los chavales de los botellones son tan culpables?

Primera noche en Barcelona sin estado de alarma
En Barcelona, jóvenes celebrando el fin del estado de alarma y del toque de queda.
EP
Primera noche en Barcelona sin estado de alarma

No queda nadie por ver las imágenes de los chavales de botellón celebrando el fin del estado de alarma. ¿Son para tanto? Depende. Lo son para muchos de los que estuvieron en primera línea del virus y entran en magazines televisivos para contar con temor que esto puede volver a descontrolarse. El caso es que basta con cambiar de canal para encontrar a otros que se agarran a los datos favorables y ya no lo ven así... Desde luego, los fiestones seguro que son graves para los que consiguieron hace años que la libertad fuera un derecho y no algo que declarar mientras te pones pedo a lo loco.

A los fiesteros que la liaron en todas las principales ciudades de España se les ha llamado en redes sociales de anormales para arriba, una estrategia que no tiene pinta de que vaya a conseguir hacerles reflexionar mucho sobre la responsabilidad común. El caso es que me da que el examen de compromiso frente a las medidas Covid lo suspenderían muchos de los que se apuntan a compartir los vídeos con mensajes de alarma.

Aquí cada cual ha encontrado su excusa para relajar las precauciones cuando ha creído que la situación lo requería. Un botellón para mí no lo es, aunque tampoco soy un chaval de 18 años que se ha pasado un montón de meses volviendo a casa a las once. Supongo que todas las necesidades pueden ser válidas, aunque a mí me lo parezca más, por ejemplo, la de asistir a un funeral. Las incongruencias de estas medidas permiten pegarse fiestas en la calle, pero para despedir a un fallecido se exige distancia y mitad del aforo. Hay gente que ni siquiera ha podido ver a sus padres antes de perderlos porque en los hospitales el virus está muy por encima de las necesidades emocionales, grandes olvidadas de esta pandemia.

"Las medidas han decidido relajarlas los que mandan, juntos"

Habrá que ver si las celebraciones se traducen en curvas que toque doblegar, aunque, llegado el caso, no sé si se podrán pedir responsabilidades a los ciudadanos por aprovechar los huecos de los desatinos que tiene todo este plan para frenar la pandemia. Las medidas han decidido relajarlas los que mandan, juntos; Sánchez puso la fecha mientras los presidentes autonómicos buscaban la vuelta de tuerca para, llegado el momento, tener las manos lavadas.

Supongo que todo esto solo se puede explicar diciendo una vez más que ha sido nuevo para todos y lo raro habría sido acertar (lo que no sé es si había necesidad de fallar tanto). Los de las fiestas se han adelantado, pero sí es verdad que estamos cerca de alejar el puñetero virus. Ese día igual hasta hago botellón yo, que la última vez que estuve en uno Brad Pitt y Jennifer Aniston eran novios, o lanzo las mascarillas en cohete a tomar viento... Cada uno sabrá cómo, pero el fin de lo más duro que hemos vivido nunca, cuando llegue el momento, hay que celebrarlo.

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