Carmelo Encinas Columnista de '20minutos'
OPINIÓN

La amargura de una victoria

Alfonso Fernández Mañueco, votando en Salamanca.
Alfonso Fernández Mañueco, votando en Salamanca.
EFE
Alfonso Fernández Mañueco, votando en Salamanca.

Este no era el plan. Cuando desde Génova se indujo a Fernández Mañueco a que adelantara los comicios en Castilla y León la idea era alcanzar la mayoría absoluta para el PP o al menos unos resultados tan apabullantes que hiciera innecesaria la concurrencia de Vox y su previsible exigencia de entrar en el gobierno. El error estratégico fue crear demasiadas expectativas que los sondeos fueron desinflando hasta provocar el nerviosismo en las filas populares elevando la moral de los socialistas que de partida contaban con una debacle.

Lo ocurrido en Castilla y León no solo puede condicionar la política nacional, sino el inmediato devenir de Andalucía

Las urnas confirmaron anoche esa deriva arrojando un resultado muy alejado del objetivo que pretendía la estrategia de Pablo Casado. Para el líder del PP la dependencia del partido de Abascal le sitúa en una posición altamente comprometida al colisionar con aquel discurso del "hasta aquí hemos llegado" de octubre de 2020.

Lo ocurrido en Castilla y León no solo puede condicionar la política nacional, sino el inmediato devenir de Andalucía, donde se preveía un adelanto electoral que ya no parece conveniente. En Sevilla, como ocurría en Valladolid, hay un Gobierno estable en coalición con Ciudadanos. La posibilidad de cambiar unos socios moderados por la derecha extrema no parece el mejor de los negocios. De ahí el sabor amargo de una victoria que ha hecho un pan con unas tortas.

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