Carmelo Encinas Columnista de '20minutos'
OPINIÓN

Justicia poética

Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Yolanda Díaz.
Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Yolanda Díaz.
EFE
Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Yolanda Díaz.

Soy mayor no idiota, ese lema lanzado contra los bancos denuncia a quienes confunden la falta de habilidades informáticas de los jubilados con la estupidez. Son muchos a los que por edad o formación les cuesta sumergirse en la cultura digital y les resulta más difícil manejar dispositivos electrónicos sin cometer errores. El diputado popular Alberto Casero podría ser el caso porque, aunque relativamente joven, no parece que haya tenido mucho trato con los ordenadores. Alguien así no tiene por qué ser necesariamente idiota, como de él se ha dicho hasta el ensañamiento desde hace una semana dentro y fuera de su partido. Lo que sí parece obvio es que no dijo la verdad, su insistencia en asegurar que el error fue informático y no humano resultaba tan burda que cuestiona más sus luces que la torpeza con el teclado.

Esa tarde, Casero no se equivocó una sino tres veces, y no era la primera vez que le ocurría. Además, el sistema de voto telemático es sencillo, garantista y nunca falló. Se entiende mal, en consecuencia, cómo la dirección del PP hizo suya la excusa del error informático para corregir ese voto a sabiendas de que no podía ser cierta. Más defendible era su exigencia a la presidenta del Congreso de reunir a la Mesa de la Cámara para que considerara su reclamación, aunque, por la composición de la misma, el resultado habría sido el mismo.

Meritxell Batet haría bien en ofrecer una explicación de su proceder para no dar pábulo a tanto exceso verbal. Porque lanzar la acusación de “pucherazo” además de institucionalmente irresponsable se está revelando un error táctico. Al final, todo se sabe y es posible que ni siquiera fuera Casero el que activara por error su sí a la reforma laboral. Horas después se le oyó decir que «se iba a comer un marrón que no era el suyo», lo que podría revelar que fue un asistente y no él quien voto con sus claves esa tarde. Más de un compañero de partido que lo conoce bien, así lo cree.

"El sistema de voto telemático es sencillo, garantista y nunca falló"

Tampoco parece ajena a la acción de los populares la traición de los diputados de UPN cuya formación había acordado el voto afirmativo de sus dos miembros garantizando la aritmética en favor de la ley. Esos dos diputados navarros fueron, sin duda, quienes mostraron en ese Pleno lo más feo de la política parlamentaria. Carlos García Adanero y Sergio Sayas no solo se habían felicitado públicamente en su día por el acuerdo entre Patronal y sindicatos sobre la reforma laboral sino que defendieron su posición favorable a ella en línea con las directrices de su partido. El mismo día de la votación dejaron caer sus dudas para enseguida confirmar que votarían a favor por disciplina a UPN.

Mintieron sin pudor a su partido y a toda la Cámara y mantuvieron tapada su negativa hasta el último momento para que ni el Gobierno ni las formaciones que como ERC y el PNV votaron en contra pero deseando que la reforma prosperara, tuvieran tiempo de corregir la añagaza. Solo había que ver las caras de los diputados republicanos y peneuvistas para entender lo taimado de la maniobra. Ni Sayas ni García Adanero quisieron salir al estrado a defender su felonía. Ambos han sido repudiados por UPN que les exige sus actas de diputados, que previsiblemente no entregarán. Ellos mismos reconocen haber recibido presiones y con el tiempo se verá si hubo monedas de plata de por medio. El error de Casero contrarrestó su mezquindad evitando el problemón que le habría supuesto a España el tumbar una reforma acordada por empresarios y sindicatos como exigía la UE para la obtención de fondos europeos. El sentido de estado escasea pero a veces brilla la justicia poética.

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