![Najwa Nimri en Insiders](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/uploads/imagenes/2021/10/26/najwa-nimri-en-insiders.png)
"Yo no veo la tele", es una frase en alza. Este negacionismo, como todos los negacionismos, tienen mucho de sentirse en un nivel de superioridad mental. "Yo no veo la tele" es como decir que no necesitas hacer lo mismo que gran parte de la sociedad, pues la televisión siempre ha sido el medio de masas. Esto ha provocado un cierto desdén sobre este electrodoméstico mágico que ha logrado ser una ventana al entretenimiento y ha hecho más accesible la cultura.
Pero, ahora, en tiempo de multipantalla, el soltar "No veo la tele" se ha expandido. Porque hay personas que realmente han interiorizado que no ven la televisión popular. Entonces, cuando aseguran tal frase, les preguntas: "¿ves series?". Y dicen: "sí, claro". ¿Las series no son tele? Lo son, pero decir que sólo ves series en esta época es sentirte del lado atractivo de la sociedad, el que devora sólo plataformas, mientras decir que ves tele puede asociarse a Sálvame o El Programa de Ana Rosa. Faltaría más.
La realidad es que todos vemos tele todo el rato. Porque la tele ya no se consume sólo por la tele. Estamos en la generación de la pantalla. Vemos todo el rato creaciones audiovisuales: en nuestro móvil, en nuestro ordenador e incluso cuando caminamos por la calle en leds gigantes que cuelgan del urbanismo cotidiano. Estamos rodeados de televisión.
Pero seguimos diciendo que no vemos la televisión, porque el término puede sonar demodé. Viste más decir directamente veo 'Netflix', como si las series las hubieran inventado ellos y aunque su producción en cadena se parezca más a lo popular de Telecinco que a un cineforum de la Filmoteca Nacional. Objetivo logrado: Netflix no cesa en sus estrategias de marketing para alimentar ese vínculo de plataforma simpática. Su éxito es fruto de construir la percepción de ser un consumo necesario para no quedarte fuera de "lo que mola" en la sociedad. Es decir, no quedarte fuera de la conversación social. Da igual que su Insiders parezca un reality malo de Cuatro con personajes sobreactuados. Y por ahí seguirán camino. La fuerza está en la marca. Y la tele ya es un invento viejo.
Aunque lo cierto es que la tele nunca ha dejado de evolucionar y adaptarse a su entorno y, por tanto, sigue viva. Es más, sus narrativas se han expandido. Su poder ha sido y es tan transversal que nos ha influido a todos. En nuestra cultura y en nuestra forma de comunicarnos. Y más de lo que creemos. Incluso a la hora de grabar un vídeo para tu perfil de Instagram, emulamos la tele clásica. Y es que cambian las plataformas, cambia la tecnología, pero más allá del soporte siempre seguirá vigente la fuerza de contar historias con personalidad propia. Ahí ha estado siempre el arte que ha sustentado la televisión, que ahora ves hasta cuando piensas que no la ves.
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