Como pez que pica en el anzuelo: así me siento muchas veces en lo que respecta al mundo de la música. ¿Habéis visto Sálvame? ¿Os habéis fijado en los magistrales vídeos que aparecen justo antes y después de la publicidad? Piezas cortas, sensacionalistas, llamativas, con textos que impactan e informaciones que nos dejan descolocados. Así son los cebos que logran dejarnos pegados a la pantalla para querer saber más. En la música también existen.

Esta semana, Amaia de España, la exquisita ganadora de OT 2017, publicó en sus redes sociales la portada y contraportada de su nuevo trabajo discográfico. Su último disco fue editado en el año 2019 y ahora, que poco se hablaba de ella, con solo 15 palabras, unos cuantos emojis y dos fotos, ha logrado unos cuantos titulares. Ella solo ha hecho hincapié en la portada, pero hay detalles que no han pasado desapercibidos: el hecho de que una de las canciones sea un dueto con Aitana ha generado un gran revuelo y expectación para un disco que aún ni tiene fecha de publicación. ¡Estrategia perfecta! 

¿Qué consiguió? Que todos hablásemos de ello y que la expectación ante Chicken teriyaki

Otra que ha hecho una jugada parecida es Rosalía: un polémico vídeo de unos pocos segundos canturreando una de sus nuevas canciones le bastó para dar a conocer Motomami, su próximo álbum. ¿Qué consiguió? Que todos hablásemos de ello y que la expectación ante Chicken teriyaki, el nuevo videoclip que publicó ayer mismo, fuese brutal.

Otros cebos en los que merece la pena picar: la nueva canción de Mónica Naranjo con Bunbury, el libro que va a escribir Britney, el disco feminista de Sweet California y el de María Peláe, candidata a ganar Tu cara me suena.

¿Cebos dudosos? El de la serie de Netflix con pinta de prescindible que cuenta con Sebastián Yatra como atractivo o el del disco que lleva seis años prometiéndonos Rihanna y del que no sabemos nada.