OPINIÓN

Ecoansiedad, mil acciones imperfectas antes que una redonda

No a la ecoansiedad
No a la ecoansiedad
Ana de Santos Gilsanz
No a la ecoansiedad

El objetivo no es altruista. Me preocupa y admira todo el ecosistema sostenible, actualmente en ebullición por el egoísmo propio de la supervivencia. Está claro que el punto es ya el de no retorno. Pero no todo vale. He puesto mi voz al servicio de este eco repitiendo soluciones asequibles, animando a actuar con tono amable

Hacerlo desde el catastrofismo me parece un sensacionalismo innecesario y enfermizo. Solo podemos asimilar e incluir en nuestra vida lo que se nos presenta como alcanzable. Atemorizar, paralizar y mostrar cifras devastadoras de contaminación y calentamiento global es peligroso y causante de la angustia a la que se ven sometidos el 60% de los jóvenes. Ecoansiedad se llama la extrema preocupación por la crisis climática. Un eco que se repite en tres de cada cuatro jóvenes de todo el mundo, según un reciente estudio de la Universidad de Bath (Inglaterra). Ansiedad que lleva incluso a descartar tener hijos por ser un acto egoísta con el planeta, según dicho estudio y que me inquieta. Debemos aceptar el punto en el que nos encontramos sin dramas.

La ecoansiedad se manifiesta en varios perfiles: los culpables que sienten que lo hacen todo mal y que podrían hacer más para minimizar su impacto medioambiental; los puristas que no usan nada que contenga plástico, no comen carne por motivos climáticos y no se suben a un coche pase lo que pase, para ser más papistas que el papa; los ecoansiosos que sienten que cargan con el peso de salvar el planeta y lo que hace nunca es suficiente. Una perfección autoimpuesta y ansiosa que recoge, Irene Baños, en el libro Ecoansias.

"Atemorizar, paralizar y mostrar cifras devastadoras de contaminación y calentamiento global es peligroso y causante de la angustia a la que se ven sometidos el 60% de los jóvenes"

Ante tanta angustia y miedo visualizo una herramienta de control generacional. Una manipulación de quienes cuentan el mensaje para enardecerse como ídolos o para controlar a las masas sabiendo cómo mostrar sin responsabilidad el aluvión de malas noticias y cifras de, por ejemplo, inundaciones, incendios y olas de calor en las que fallecen personas y desaparece fauna. Cualquier miedo de masas tiene el poder de paralizar o descontrolar a quienes sufren frustración, dolor e ira.

Los eco-ídolos aparecen en todos los países. Jóvenes con mensajes necesarios como el de Carlota Bruna en el nuestro (activista y embajadora del Pacto Europeo por el Clima) que son invitados al Parlamento Europeo para debatir y votar por temas sostenibles como la prohibición de los plásticos de un solo uso y que con un mensaje positivo bajan el suflé: "Debemos aceptar que no podemos cumplir con la perfección y no por buscar esa coherencia plena debemos dejar de hacer cosas. Creo que cada uno aporta lo que puede y es mejor hacer mil acciones imperfectas antes que intentar hacer una redonda y frustrarse porque no se va a poder llevar a cabo" afirmaba la influencer en su perfil.

Espabilen nuevas generaciones. Si el objetivo es que todos vayamos por el camino, nadie debe infundirnos exigencias de más, ni los miedos deben paralizarnos. Como decía una amiga, para la ansiedad, quitar suciedad. Quedarse dentro de casa pensando lo que el futuro podría ser no soluciona el problema. Enfadarse y sacar ira tampoco. Hoy en día en todas las ciudades del mundo se pueden encontrar grupos ambientalistas donde comenzar a tomar acción y compartir experiencias. Gente que seguramente esté atravesando los mismos miedos y malestares. Las técnicas de plantar (earthing o grounding) se refieren a esto, a poner los pies en la tierra y tomar el control. Que para eso estamos en le década de la acción.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento