Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El amarillo nunca fue gafe: funciona para atrapar el interés del espectador en la TV

El Príncipe de Bel Air
El Príncipe de Bel Air
NBC
El Príncipe de Bel Air

Supersticiones fuera. Dicen que el amarillo es el color de la mala suerte. Pero en los medios de comunicación siempre ha ido aliado para dar una fuerza extra a los contenidos. Era habitual en las fotos promocionales de series icónicas norteamericanas en los ochenta y noventa, cuando se huía del decorado de la ficción para realizar los posados oficiales con los actores sobre una superficie colorista que fuera llamativa cuando tales imágenes se publicaran en las revistas de la época.

No bastaba con un fondo neutro, se elegía un buen fosforito que pusiera, más todavía, el foco en los actores. De ahí que todavía hoy sean modernas las imágenes con las que se vendió a Will Smith en su estreno como 'El Príncipe de Bel-Air'. Las fotos son rotundamente luminosas e impulsan la figura del actor con la energía del amarillo. Perfecto para destacar en las portadas allá donde se publicaran.

En España, Chicho Ibáñez Serrado también conocía las virtudes del amarillo chillón. Y lo utilizó para los rótulos y créditos de sus míticos programas. 'Waku, waku', 'Hablemos de sexo' o en el caso de 'Un, dos, tres... responda otra vez' a partir los años noventa. Así las letras eran más fáciles de leer e incluso resaltaban más con una coloración que no tenía rival sobre las diversidad de tonalidades de las imágenes en vivo del plató.

Los tiempos han cambiado, la tele puede experimentar con la imaginación del diseño como nunca. Es más, necesita el diseño para que cada programa potencia su universo propio y se distinga del resto con un sello inconfundible.  Ya no sólo las series, cada programa debe tener carteles casi de cine para venderse en las plataformas bajo demanda de las cadenas. Los shows entran por los ojos.  Así, el amarillo vuelve a ser una oportunidad para dar calidez a los formatos de televisión. Porque el amarillo bien utilizado despierta el ojo del espectador por su ímpetu y, a la vez, contagia un clima de hambiente acogedor en el imaginario colectivo.

"El vigor fosforito del amarillo es un buen aliciente para atraer a una audiencia aturullada de tantos impactos contenidos audiovisuales entre los que es fácil despistarse hasta perderse".

Desde esta temporada, La Sexta utiliza ese amarillo vibrante, casi fosforito, en sus espacios de noticias. También en elementos de 'La Sexta Noche'. Lo mismo sucede en TVE, en el magacín 'La hora de La 1' el grafismo juega con este color. O en Telecinco, en espacios como 'Ya es mediodía' o 'Sálvame limón'. Este último, por motivos obvios.

El amarillo nunca ha sido gafe en la tele. Aunque haya comunicadores que obligaran a retirar cualquier elemento de dicho color en el plató. No vaya a ser que les abocara a un fracaso. Nada de ver, el vigor fosforito del amarillo es un buen aliciente para atraer a una audiencia aturullada de tantos impactos y contenidos audiovisuales entre los que es fácil despistarse hasta perderse. Porque en televisión el color sí importa.

Borja Terán
Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento