Venga, anímense, no se hagan los remolones. No permitan que el cuerpo, la mente y el corazón se les entumezcan. Aún estan a tiempo de practicar uno de los deportes más saludables que ha sido capaz de parir la humanidad: la solidaridad. 

Este año vuelve con energías renovadas y modernizadas el Gran Recapte, la espectacular recogida de alimentos organizada por el Banc dels Aliments. El virus sigue atacando y toda precaución es poca para luchar contra él. 

El Banc dels aliments es el banco bueno, el que no cierra oficinas, el que las abre a las personas en apuros.

La organización le ha echado imaginación al asunto y cualquier persona, mediante una aplicación en su teléfono móvil, puede aportar su granito de arena desde el sofá de casa. 

Obviamente las cajas de los supermercados y la página web de la iniciativa también son un opción valida para donar. La tan deseada normalización económica no acaba de llegar y la demanda de ayudas ha crecido exponencialmente. Urge cooperar. Y si aún albergan alguna duda sobre la efectividad de este tipo de acciones solidarias sepan que, a lo largo del 2020, se distribuyeron unos 30 millones de quilos de alimentos a través de más de 600 entidades colaboradoras. 

Sí, el Banc dels aliments es el banco bueno; el que no cierra oficinas, el que las abre a las personas en apuros. El sacerdote jesuita, sindicalista y escritor Francisco García Salve, Paco el cura, solía decir: “La misión de los fuertes es ayudar”. ¡Ojo! Sin olvidar que el filósofo griego Pitágoras de Samos nos recomendó “ayudar a nuestros semejantes a levantar su carga, pero no a llevarla”.