Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El batacazo de Telecinco con el retorno de 'Pasión de Gavilanes'

Acompaña a los Reyes Elizondo a enfrentarse a un inesperado destino en el esperado regreso de Pasión de Gavilanes.
Acompaña a los Reyes Elizondo a enfrentarse a un inesperado destino en el esperado regreso de Pasión de Gavilanes.
Acompaña a los Reyes Elizondo a enfrentarse a un inesperado destino en el esperado regreso de Pasión de Gavilanes.

Las cadenas aprovechan el tirón de la nostalgia para atajar en la andadura al éxito. Así, Telecinco ha apostado a lo grande por el retorno de Pasión de Gavilanes. Sin embargo, la secuela ha pinchado rápido en audiencias con datos paupérrimos. Era ingenuo pensar que en 2022 la sociedad española iba a conectar con un culebrón de estas características. Pero el recuerdo en el imaginario colectivo de los Gavilanes es potente. Hasta tuvo su remake español.

Incluso quizá alguien creyó que se podía reproducir el boom de las series turcas acudiendo a la saga de los galopantes. Pero no, nada que ver. Mientras que las ficciones grabadas a orillas del Bósforo suelen triunfar por la identificación de su perfil de público en mujeres protagonistas que están sobreponiéndose al sufrimiento, Pasión de Gavilanes no cuenta con una ñoña aspiración romántica. Sus tramas son más el enfrentamiento de sagas clásico, a lo Falcon Crest, pero contado de manera más pintoresca. Por no decir, surrealista. Lo que aleja la comprensión de la motivación de los personajes por parte de la audiencia. Empezando por la interpretación, que por momentos puede remitir a una parodia de Yolanda Ramos y Silvia Abril en Homo Zapping. Están los actores tan arriba que es difícil sumergirse en el drama.

La sobreactuación es intrínseca a este tipo de telenovelas, vale. Tanto como las enfatizadoras músicas de fondo que recalcan todo hasta cuando no sucede nada. Pero ni con esas intensas tácticas la trama engancha, ya que el conflicto central se ve tan forzado que es difícil conectar con los buenos y hasta ofenderse con los malos. Es sencillo perder el hilo. Todo se ve de cartón-piedra. Ni siquiera enamoran ya los torsos descubiertos de los protagonistas. Porque no basta con desnudar con jóvenes desnudos, hay que enamorar a un público adulto que no es como el de hace una década. El tiempo pasa más rápido de lo que parece.

La letra de la sintonía de la ficción es sintomática y resume el batacazo de Gavilanes Returns: "Quién es ese hombre, que me mira y me desnuda. Una fiera inquieta, que me da mil vueltas. Y me hace temblar, pero me hace sentir mujer". Para eso que Telecinco compre mejor los derechos de La Chicas de Oro, mucho más vieja y, a la vez, mucho más moderna, pues ya en los ochenta desmontaban esa rancia cultura tóxica que predica que para sentirse mujer haya que tener a un hombre al lado y encima aguantar que te haga "temblar". En Mediaset estos días para promocionar el serial se han puesto el sombrero de cowboy y se ha bailado mucho esta sintonía que enfatizaba tal cosa. Han bailado sin escuchar la letra. Probablemente es lo mismo que ha llevado a confiar en Pasión de Gavilanes. Se ha emitido la producción por la inercia del recuerdo nostálgico, pero sin atender a la letra de un guion que se ha quedado socialmente atrás. Es artificial, suena lejano. Como el look vaquero de la canción.

Borja Terán
Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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