Hace pocos días en el Reino Unido un diputado cruzó desde la bancada del Partido Conservador y tomó asiento entre los diputados de la oposición, uniéndose al Partido Laborista. Es un camino que no había recorrido ningún conservador en los últimos 15 años y es un ejemplo de la indignación después de las revelaciones de las fiestas en Downing Street, mientras la población británica sufría confinamientos y restricciones importantes.

Boris Johnson celebró su fiesta de cumpleaños cuando las reuniones estaban prohibidas en 2020

El diputado Christian Wakeford, que ha dejado el partido del Primer Ministro Boris Johnson, está entre unos rebeldes conservadores que varios periódicos han involucrado en el “the Pork Pie Putsch”, el “Golpe del Estado del Pastel del Cerdo”. De forma pública y privada, hay muchos conservadores que han dejado claro que quieren que Johnson se vaya. Sin embargo, son los diputados de las zonas tradicionalmente laboristas -del norte y centro de Inglaterra y de Gales- que Johnson ganó en 2019, los que más han llamado la atención.

Los medios han bautizado a los conspiradores contra Johnson "los del pork pie” porque se han reunido supuestamente en el despacho de una diputada de Melton Mowbray, una ciudad del centro de Inglaterra, que produce no el queso Stilton y también un pastel tradicional de cerdo, una especie de empanada calórica pero deliciosa que podéis cocinar en casa.

Esos diputados han sido la diana de algunos medios, mayormente ubicados en Londres, con algunos favorables a Johnson tachándoles de egoístas, ingratos, hipócritas e incluso borrachos. “Putin está a punto de empezar una guerra. La inflación está disparada. Y aun así una chusma narcisista de diputados conservadores intentan tumbar al premier que nos está sacando del Covid,” escribió el tabloide de derecha, The Daily Mail, en una portada.

El equipo de Johnson tampoco ha escatimado los insultos estos días hacía los traidores con el fin de parar más cartas de sus diputados, que exigen una moción sobre el liderazgo de Johnson en el poderoso Comité 1922, que elige los lideres del Partido Conservador. “Es vomitivo,” dijo una fuente de Downing Street al periódico conservador The Times. “Ellos (los rebeldes) solamente fueron elegidos gracias a él. La mayoría de ellos son unos Don Nadie.”

Los Don Nadie empiezan a ver a Boris cómo Don Lastre. Solamente tres de los 45 escaños ganados del Partido Laborista en 2019, el llamado “Muro Rojo”, seguiría con los Conservadores si hubiera elecciones hoy, según un sondeo.

Hay otra razón que explica porque los redactores han nombrado la rebelión un “pork pie putsch”. En argot Cockney, de Londres, donde todo rima, “pork pies” quiere decir “lies”, mentiras. Los conservadores rebeldes han visto que las cambiantes explicaciones sobre las fiestas no convencían a sus votantes. Su rabia creció cuando el ex asesor de Johnson, Dominic Cummings, dijo que Boris había mentido al Parlamento sobre las fiestas.

Naturalmente se ha burlado de Johnson por su insistencia en abrir una investigación para averiguar lo que él sabía sobre las fiestas en la sede de su oficina y casa y si fueron contra las reglas que él mismo había introducido. El grupo satírico Led by Donkeys ha hecho un vídeo de la serie de corrupción policial Line of Duty donde el investigador implacable Hastings dice a Johnson: “Hiciste caso omiso de las reglas a sabiendas y a propósito porque crees que estas por encima de la ley.” 

Aún así, algunos diputados conservadores han preferido esperar el resultado de la investigación real, liderado por la funcionaria Sue Gray, antes de juzgarle. Descrita en un perfil de la BBC de 2015 cómo “la persona más poderosa de quién nunca habrás oído hablar”, antigua hostelera de un pub en la zona de conflicto del Norte de Irlanda durante los años 80, Gray tiene una reputación de imponerse. Puede que nos olvidemos de los diputados rebeldes del “pork pie putsch” pero, si las conclusiones del informe de Gray son condenatorias, no lo haremos tan rápidamente de una funcionaria hasta ahora desconocida.