Encarna Samitier Directora de '20minutos'
OPINIÓN

Tal como somos

Dos personas con mascarilla esperan el autobús en Madrid, el 11 de enero de 2022.
Dos personas con mascarilla esperan el autobús en Madrid.
JORGE PARÍS
Dos personas con mascarilla esperan el autobús en Madrid, el 11 de enero de 2022.

Hace dos años, España se había convertido en una gigantesca unidad de cuidados intensivos. Real, en los hospitales donde el personal sanitario luchaba heroicamente, sin equipos de protección, contra un virus letal y desconocido. Y figuradamente, porque toda la población hacía frente en estado de shock, encerrada en sus casas, al miedo y la incertidumbre. En este tiempo hemos hecho un curso acelerado de sufrimiento y capacidad de adaptación. Seguramente, no hemos salido ni peores ni mejores. Nos hemos mostrado tal como somos, sujetos a nuestras debilidades, pero también capaces de mostrar una enorme capacidad de resiliencia, adaptación y solidaridad.

Más que aprender, hemos recordado cosas que habíamos relegado. La importancia de la cooperación sobre la soberbia. Funcionaron mejor en política el estilo de Angela Merkel o Jacinda Ardern, en Alemania o Nueva Zelanda, frente a modelos personalistas de gestión y comunicación que se revelaron fallidos. Constatamos que la responsabilidad individual multiplica su eficacia si se enmarca en normas coherentes, y es un gesto casi baldío si se entrega a los vaivenes de la conveniencia política, como cuando pasamos bruscamente del mando único a la cogobernanza y, a veces, a una especie de sálvese quien pueda.

"No ha habido vacuna contra la lentitud del Congreso de los Diputados para regular futuras pandemias"

Que la ciencia es fundamental es un mantra que repetíamos como quien dice que ve los documentales de sobremesa. Pero los investigadores se convirtieron en figuras del prime time cuando las vacunas estuvieron disponibles en un tiempo récord. España pasó de no tener mascarillas a ser un ejemplo a la hora de inmunizarnos contra el virus.

En este tiempo, hemos comprobado también que la ciencia y la sociedad van más deprisa que la política. No ha habido vacuna contra la lentitud del Congreso de los Diputados para regular futuras pandemias. Ni explicaciones convincentes sobre los fallos cometidos. No volveremos a ser los mismos. Con más de cien mil personas fallecidas por la Covid en el recuerdo, las sonrisas que recuperemos cuando nos quitemos la mascarilla tendrán una esperanza teñida de tristeza.

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