En la guerra que desangra al PP la sangre salpica como en una película de Tarantino. Entre Génova, 13, cada vez más parecido a una casa embrujada, y Sol, sede de la Comunidad de Madrid, hay sospechas, amagos de espionaje, informes guardados para la ocasión y una lucha feroz por el poder. Una violencia gratuita, porque el partido, tras la victoria de Ayuso en Madrid el 4 de mayo pasado, creía encarar un ciclo electoral virtuoso. Ahora se muestra como los paisanos del cuadro de Goya: a garrotazos. Sus rivales se frotan las manos. Sus atónitos votantes toman nota.
OPINIÓN18.02.2022 - 07:28h
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