Una de cada tres

La primera vez que salí de casa después del confinamiento fue para encontrarme con las personas que, generosamente, habían accedido a formar parte de los contenidos del informe Que lo esencial no sea invisible, que publicamos recientemente en Oxfam Intermón.

Durante esas sesiones tuve la sensación de estar asomándome a los pilares que nos habían sostenido durante la pandemia, aprendiendo por primera vez de las muchas tareas invisibles y fundamentales que nos habían permitido seguir adelante. 

Estaba mirando los cimientos de la sociedad en la que vivo y, en gran parte, los construyen migrantes. El 60% de las personas que garantizan las tareas de hogar y los cuidados en España son mujeres migrantes, una parte de ellas todavía en situación administrativa irregular.

Amalia ha perdido la cuenta de las personas a las que ha cuidado en 20 años, desde que llegó de Ecuador. Lo que sí sabe es que su trabajo es capital, no solo por su contribución directa sino porque además permite que otras mujeres se desarrollen en el mercado laboral. 

Moustapha nació en Costa de Marfil y recogió fruta en Huelva durante el confinamiento. Allí solo encontró a otros compañeros migrantes trabajando para asegurar que los alimentos seguían llegando a los supermercados.

Hoy sé también que, de no tomarse medidas, el efecto de la crisis hará que una de cada tres personas en situación de pobreza sea migrante. Tenemos la oportunidad no ya de recuperar la sociedad que teníamos, sino de construir la que queremos ser en adelante. Yo empezaría por cuidar sus cimientos, apostando por una regularización amplia de las personas migrantes, por medidas que les garanticen un trabajo digno y su acceso a la protección social.