OPINIÓN

‘Morituri te salutant’

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, durante un discurso televisado a la nación.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, durante un discurso televisado a la nación.
PRESIDENCIA DE UCRANIA / EUROPA PRESS
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, durante un discurso televisado a la nación.

Se cuenta que los gladiadores justo antes de luchar en el circo romano saludaban al césar con la expresión latina "los que van a morir te saludan". Han tenido que pasar más de dos mil años para que otro luchador, esta vez ucraniano y presidente de su país, salude al mundo con el mismo mensaje.

Los rudimentarios discursos de Zelenski grabados con su propio teléfono son un ataque al ejército ruso, mucho más contundente que cualquier misil. El presidente ucraniano, objetivo número uno de Putin, con su supervivencia insufla ánimos a sus compatriotas y pone en evidencia el poderío militar de sus vecinos. Esos vídeos caseros, cada día desde un diferente escondrijo, son esperados por todo el planeta como prueba de que sigue vivo. Cada nueva imagen del mandatario en camiseta kaki no es solo un día más de vida de Zelenski, sino una bofetada en la cara de Vladimir Putin. Cada pieza es una obra maestra de cómo comunicar ‘mensajes de la verdad’. Esta expresión, que fue acuñada en un homónimo libro hace 30 años, se refería a aquellas situaciones en las que te juegas el futuro y es preciso decir la verdad con todas las consecuencias. Es difícil encontrar más verdades por segundo que en cualquier vídeo del ucraniano. Sin escenarios grandiosos ni trucos efectistas, desde la autenticidad y la honestidad ha conseguido ser el maestro de la comunicación de nuestros días.

Los gladiadores, no sin cinismo, saludaban cortésmente al emperador que los llevaba a la muerte en los juegos romanos. Hoy Zelenski recuerda al mundo que puede morir sin que hagamos nada por defender su vida y la de su patria masacrada por un tirano. Rusia ataca a Ucrania y todos pegados al televisor. Dos mil años de distancia, pero todo es igual.

Un césar que se entretiene con guerreros y fieras. Esta vez es un oligarca ruso, que juega desde su palacio con las piezas de la guerra; un día masacra una ciudad, al otro amenaza la seguridad nuclear o bombardea corredores humanitarios.

El público que abarrota el circo. Esta vez todo el planeta en sus casas, siguiendo desde sus dispositivos el espectáculo de luces, sirenas, sangre y llantos de la contienda.

Los luchadores que mueren en la arena, esclavos y presos de la peor calaña. Esta vez son ciudadanos libres cuya única culpa fue nacer en la latitud equivocada en el peor momento del tiempo, pero que morirán igual de injustamente.

En Roma los gladiadores se convirtieron en ídolos, las personas con más honor de su civilización, adorados por todos los romanos. Por mucho poder que acumulase el césar y a pesar de que el emperador sobrevivía y los guerreros morían en el circo cada día de los juegos, el pueblo consagró a los gladiadores como sus héroes y no a los emperadores. Ojalá no tengamos que esperar a que muera Zelenski para convertirlo en un referente. Ojalá no sobreviva Putin a Zelenski. Ojalá no llegué el día en el que la ausencia del vídeo del presidente ucraniano sea la noticia. Ojalá no lamentemos haber hecho caso omiso de sus agónicas peticiones porque estábamos muy ocupados poniendo la bandera de Ucrania en nuestro perfil de Twitter.

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