OPINIÓN

Raperos, 'youtubers' y otros opiáceos

Granada.- Sucesos.- Quema de contenedores y cortes de tráfico en las protestas por el encarcelamiento de Pablo Hasel
El rapero Pablo Hasel en una foto de archivo.
Europa Press
Granada.- Sucesos.- Quema de contenedores y cortes de tráfico en las protestas por el encarcelamiento de Pablo Hasel

El rap como estilo musical tiene su origen en la tradición africana y se hizo popular a finales del siglo pasado gracias a cantantes afroamericanos. Hunde sus raíces en la tradición oral de contadores de historias. Todas las culturas tienen algo similar, en España los bertsolaris vascos, la jota aragonesa o el flamenco andaluz. Se cuentan historias y se expresan sentimientos con la ayuda de la música.

Súbitamente, hemos tenido que ponernos a escuchar rap de igual manera que conocer los nombres de muchos youtubers. La razón es muy sencilla. En España solo se habla de raperos y youtubers. En lo que llevamos de año, las noticias las protagonizan dos españolitos de nombre Hasel y Rubius. Uno cantante de rap, el otro un comentarista de videojuegos. ¿Qué está pasando en nuestro país para que todas las conversaciones versen sobre dos chicos, uno que insulta y agrede a todo el que no piensa como él, y otro que se vanagloria de no pagar impuestos?

Las noticias las protagonizan dos españolitos de nombre Hasel y Rubius

Fue el filósofo Carlos Marx quién, en 1844, popularizó la expresión "el opio del pueblo". Marx bebió las fuentes de otros pensadores que tiempo antes habían catalogado a la religión como un invento para sedar al pueblo ante sus sufrimientos. El opio se obtiene de una planta similar a la amapola y, desde la antigüedad, se conocen sus efectos medicinales. A lo largo de la historia se ha usado como analgésico, sedante y anestésico. La morfina es un opiáceo, pero también la codeína, sustancias que se usan en la medicina con normalidad desde hace mucho tiempo. Por ello se habla de opiáceos como derivados de esta droga con efectos similares sobre el sistema nervioso central. 

No quiero escandalizar a nadie, por eso la explicación anterior para justificar el título de esta columna. Acaso la omnipresencia, estas semanas, de un cantante condenado por agresión y amenazas no está ocultando los verdaderos males de nuestro país. La morfina hace que te olvides de tus dolores, pero sus causas siguen ahí. La anestesia te duerme para que no sientas nada mientras sufres una operación. Las noticias de youtubers evasores y la falsa polémica sobre la libertad de expresión de un agresor que se esconde detrás del rap ocultan los verdaderos males de nuestro país.

Como si de opio se tratase, nos impide ver que España ha vacunado en estos meses menos personas que EE UU en un día

Como si de opio se tratase, nos impide ver que España ha vacunado en estos meses menos personas que EE UU en un día. Estos opiáceos nos adormecen y, por ello, apenas nos sorprende que todos los indicadores económicos son alarmantes y están en rojo. Tanta noticia y discusión sobre si se puede decir lo que sea en una canción o si los youtubers son buenos o malos nos impide prestar atención al drama que viven las industrias tractoras de nuestro país como son el turismo y la hostelería.

Es mejor debatir sobre un tema que apenas nos atañe porque la mayoría aplastante de españoles no insultamos ni agredimos a nadie y pagamos impuestos, que poner el foco en los dramas con los que convivimos.

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