Os voy a contar algo que os va a sorprender: el control al que nos tienen sometidos los japoneses es un disparate, una locura. Para nosotros es absolutamente incomprensible e inconcebible.
Por ejemplo, en ese hotel, aquí al lado, están nuestros compañeros. En este otro hotel estamos nosotros. ¿Creéis que pueden venir andando de un hotel a otro? Hay 200 y pico metros. Pues no, no se puede. Tienen que coger un bus y pasa cada hora.
Pero os digo más. Allí hay una peluquería, y dices tú: "Si está al lado del hotel de estos tíos, podrán ir a la peluquería". No podemos ir a la peluquería. Y ahora allí, donde tenemos un supermercado, ahí abajo. Y dices: "Hombre, al súper podrán ir. Digo yo que al súper podrán ir a coger unas aguas". Tampoco.
Nos tienen rastreados, nos tienen controlados y las normas son tan estrictas y tan absurdas que es con lo que tenemos que convivir día a día.
Comentarios