Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Bilingüismo e izquierda reaccionaria

Pere Aragonès participará en la Conferencia de Presidentes este miércoles
Pere Aragonès, en una imagen de archivo.
EP
Pere Aragonès participará en la Conferencia de Presidentes este miércoles

La cuestión lingüística en Cataluña ya está demasiado tensionada y no es conveniente exagerar con el uso de paralelismos que siempre resultan odiosos. Mezclar la inmersión con el "apartheid" o hablar de "régimen nazi" no es acertado y permite a los defensores del monolingüismo reducir el asunto a una ofensiva de las derechas "españolistas" contra el catalán. Afortunadamente, la defensa de los derechos lingüísticos la está liderando la Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB) junto a otras entidades como Societat Civil Catalana con un discurso centrado en una propuesta de escuela para todos en la que el castellano no sea excluido como lengua vehicular. Porque pedir que se imparta alguna asignatura troncal en castellano, no va en contra del catalán. De forma valiente y serena, la AEB está derrumbando el tótem de la inmersión construido sobre la hipocresía de las élites nacionalistas y una hispanofobia disfrazada de cohesión social.

Detrás de esa obsesión por transmitir que es una lengua extranjera en Cataluña lo que subyace es hispanofobia

La hipocresía de los políticos nacionalistas no tiene parangón. El propio consejero de Educación, Josep González-Cambray, lleva a sus hijos a una escuela privada donde la enseñanza es plurilingüe y, evidentemente, se utiliza el castellano. Y, sin embargo, lo que quiere para sus hijos lo niega –y denigra– para la niña de 5 años de Canet de Mar de la que tanto se ha hablado estas semanas, o para todas aquellas familias a las que el modelo de solo en catalán no les parece ni justo ni bueno. Pero el de González-Cambray no es un caso aislado. Las élites en Cataluña desde Artur Mas hasta Oriol Junqueras, pasando por José Montilla, han optado por escuelas para su prole donde la inmersión no la hacen en catalán, sino en inglés, francés, italiano o alemán, o por sistema trilingüe. Lo lamentable es que partidos supuestamente de izquierdas como Podemos y Comunes, así como los sindicatos CCOO y UGT, asistan a manifestaciones a favor de marginar al castellano. Detrás de esa obsesión por transmitir que es una lengua extranjera en Cataluña lo que subyace es hispanofobia.

Las familias van perdiendo el miedo y se multiplican las demandas de bilingüismo

Cuando Pere Aragonès afirma que la cohesión, la convivencia y la integración social pasan por el uso exclusivo del catalán, en lugar de por una educación de calidad, bilingüe y una auténtica igualdad de oportunidades, lo inaudito es que los sindicatos aplaudan esas consignas nacionalistas. Merecen por ello el calificativo de izquierda reaccionaria. Propagan la mentira de que es un modelo de éxito cuando el fracaso escolar en Cataluña es particularmente alto, sobre todo entre los castellanohablantes. Pero tras los pronunciamientos de la Justicia y casos tan mediáticos como el de Canet, el clima social está cambiando. Las familias van perdiendo el miedo y se multiplican las demandas de bilingüismo. 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento