Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Cataluña, diez años después

Artur Mas, Laura Borràs, Quim Torra
Artur Mas, Laura Borràs y Quim Torra.
EUROPA PRESS - DAVID ZORRAKINO - Archivo
Artur Mas, Laura Borràs, Quim Torra

Demasiadas veces los consensos en la política catalana esconden mentiras. En el décimo aniversario de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonomía se ha vuelto a afirmar con demasiada ligereza que ahí empezó el procés. Ese es el relato que el nacionalismo ha encumbrado para justificar su conversión separatista, pero que no se corresponde con los hechos.

En las elecciones autonómicas de noviembre de 2010, es decir, poco después de la famosa sentencia, CiU recuperó el Govern de la Generalitat, que desde 2003 estaba en manos del tripartito de izquierdas, para pactar los dos presupuestos siguientes con el PP, con quien cerró en junio de 2011 un acuerdo más amplio que incluía el gobierno de la Diputación de Barcelona y diversas alcaldías. Por tanto, Artur Mas no se hizo independentista hasta dos años más tarde, pues de lo contrario no hubiera pactado nada con el partido que había llevado el Estatuto ante el Constitucional.

"Parte del nacionalismo posconvergente ha decidido intentar un camino pragmático emulando al PNV"

Aún más, el apoyo de CiU al PP en el Congreso hasta mediados de 2012, en asuntos como la amnistía fiscal, la Ley de Estabilidad Presupuestaria o la controvertida reforma laboral, demuestra que la famosa sentencia nunca fue la verdadera causa de ese giro separatista, sino solo el pretexto para una operación nacionalpopulista con la que esconder su responsabilidad en los recortes sociales y hacer olvidar la corrupción pujolista.

Diez años después una parte del nacionalismo posconvergente ha decidido romper con la vía secesionista e intentar un camino pragmático emulando al PNV, incluso en el nombre. Es el Partit Nacionalista Català, fundado este fin de semana por los primeros díscolos con Carles Puigdemont, como Marta Pascal o Carles Campuzano, y que podría acabar aglutinando a otros muchos según cómo acabe la feroz lucha que hay ahora mismo en el PDECat entre los que quieren su continuidad como partido, básicamente su actual dirección y los cargos territoriales de la antigua CDC, y los que apuestan por disolverlo en el totum revolutum ideológico de JxCat para seguir con la dinámica del procés.

"El fracaso del 'procés' es tan evidente  que es razonable esperar que al final algo se mueva en Cataluña"

Aunque Quim Torra se niegue por ahora a poner fecha a las elecciones, estas no pueden tardar mucho en llegar porque el 17 de septiembre su inhabilitación quedará vista para sentencia por el Tribunal Supremo. Su última jugada será hacerlas coincidir con el tercer aniversario del 1-O para sacar alguna ventaja del victimismo y de la épica del "ho tornarem a fer".

Pero el fracaso del procés es tan evidente se mire por donde se mire, ha dejado un secarral de frustración y cansancio tan grande, que es razonable esperar que al final algo se mueva en Cataluña, lo suficiente para que el independentismo deje de sumar en el Parlament y por fin se abra otra etapa.

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