Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Patada a la legislatura

Montaje de Alberto Rodríguez y Meritxell Batet.
Montaje de Alberto Rodríguez y Meritxell Batet.
Jesús Hellín/EP
Montaje de Alberto Rodríguez y Meritxell Batet.

Todo pasa tan deprisa que nos olvidamos de que no fue hasta finales del año pasado que Pedro Sánchez logró aprobar sus primeros Presupuestos. Alcanzó la Moncloa en junio de 2018, pero tuvo las cuentas prorrogadas dos años, primero porque la falta de apoyos parlamentarios obligó a celebrar dos elecciones generales en 2019 y, finalmente, porque la pandemia a principios de 2020 alteró todos los planes. Su continuidad en el poder y la posibilidad de reeditar la coalición a partir de 2023 pende ahora de los Presupuestos para 2022, que podrían ser los últimos de la legislatura o, en caso de no prosperar, poner fin abruptamente al Gobierno Sánchez. 

La convivencia entre PSOE y Podemos está pasando por su momento más delicado y, aunque una ruptura para ambos sería un suicidio, en política nunca se puede dar nada por seguro. Ya les costó ponerse de acuerdo en la Ley de Vivienda, la primera en democracia, bajo la exigencia por parte de los morados de regular el precio de los alquileres, pero cuya aplicación efectiva depende de las autonomías y los ayuntamientos.

La convivencia entre PSOE y Podemos pasa por su momento más delicado

Más espinosa es la pendiente reforma laboral, del todo inaplazable antes de que acabe el año para seguir recibiendo los fondos Next Generation de la UE. Todo el mundo sabe que no habrá derogación completa de la regresiva norma aprobada por el PP en 2012 porque Bruselas exige que se mantenga la flexibilidad del mercado laboral. De manera que encajar todo lo que quiere Podemos con la realidad es complicado. 

El problema que sufre en este y otros asuntos el Gobierno de izquierdas es que las bases de su pacto son muy genéricas, pues se acordaron en menos de 48 horas, mientras que en Alemania, por ejemplo, van a dedicar semanas de puntillosas negociaciones a atar hasta el último detalle del acuerdo entre socialdemócratas, verdes y liberales. El pulso fallido de Yolanda Díaz a Nadia Calviño, que ha contado con el respaldo de Sánchez, por dirigir la negociación final de la reforma laboral con empresarios y sindicatos va a dejar heridas dentro de la coalición. El Gobierno difícilmente se romperá, pero en Podemos hay sectores que quieren tensar la cuerda al máximo.

No se entiende de otro modo el tuit de la ministra Ione Belarra acusando de prevaricación a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, por retirar el escaño al diputado morado Alberto Rodríguez. La condena por una patada que este propinó a un policía en 2014 puede ser muy discutible, pero no le queda más remedio que acatar lo ordenado por el Tribunal Supremo. Que el partido que forma parte del Ejecutivo se querelle contra la presidenta del poder legislativo es casi tanto como iniciar un choque entre instituciones. Y con ello arrea también una peligrosa patada a la legislatura.

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