Zapeando ha logrado un clima de confianza tal que ya sus propios protagonistas no tienen reparo en criticar el programa en pleno directo. Esta semana, ha sido Josie el que ha cogido al vuelo la retranca de Dani Mateo y ha atizado el cutre premio del concurso de la sandía.

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Se trata de un juego en el que un participante telefónico puede cobrar 1200 euros si el colaborador que elija de la mesa de Zapeando consigue partir una sandía en dos mitades que pesen exactamente lo mismo. Y sí, ya de por sí el reto es prácticamente imposible.

"Tenéis que subir, este premio sólo te da para un bolso", ironiza Josie (el compra bolsos muy caros, claro) que añade "yo daría 3600 y vamos así acumulando. Porque, al final, con las subidas de las luces y las cosas, da para poquito".  Eso, que además hay que ahorrar en gas.

Lo que está claro es que, en el concurso de la sandía, lo importante es participar. Alcanzar el reto roza el milagro, pero este juego sí que marca el nada desdeñable retorno a la tendencia de concursos en los espacios magacín. Muy populares en los matinales de los ochenta, cuando Jesús Hermida ponía a participar a la audiencia con particulares pruebas. Por ejemplo, localizar un billete que el programa había puesto en circulación días antes. La audiencia miraba en sus bolsillos para ver si coincidía la serie de sus billetes con la numeración del que había pasado por las manos del legendario periodista. 

Los concursos como oportunidad para los programas diarios

El maestro de la televisión trajo esta idea de los grandes formatos de entretenimiento del daytime de Estados Unidos y la aplicó en España de diferentes maneras. Primero, con esta fórmula de poner al público a la caza del billete. Después, con la variante de aparcar un coche por calles del territorio nacional. Todos a intentar encontrar el automóvil que coincidiera con la matrícula vista en La 1. Así, Hermida lograba generar conversación social sobre sus programas en la población. Los espectadores salían a la calle en busca del reto que proponía la tele. Tele interactiva de forma literal. 

En la actualidad, la pantalla cuenta con redes sociales y aplicaciones móviles para poder ser más participativa que nunca, en cambio no se exprimen las posibilidades de las nuevas plataformas en sus mecánicas diarias. Ahí hay mucha creatividad por recorrer y los concursos más artesanales, como la sandía de Zapeando, cumplen una función no es baladí: fomentar golpes de emoción que desengrasan la mecánica habitual del show y que despiertan la atención de un público que se siente arte y parte del canal que lo emite. Aunque el premio sea un pequeño paso para Josie, es un gran paso para la ilusión de la audiencia.