Raquel Paule Directora General de la Fundación Renovables
OPINIÓN

La implantación del autoconsumo compartido se hace esperar

Un trabajador limpia una placa solar en la azotea de un edificio.
Un trabajador limpia una placa solar en la azotea de un edificio.
EFE/ARCHIVO
Un trabajador limpia una placa solar en la azotea de un edificio.

En 2018, con el Real Decreto Ley 15/2018 se derogó el famoso ‘Impuesto al sol’. Un año más tarde, con el Real Decreto 244/2019, el autoconsumo alzaba el vuelo en nuestro país, por lo menos a nivel individual. Dos años más tarde, pese a que en 2020 se instalaron 596 MW, seguimos esperando el desarrollo y el fomento del autoconsumo compartido.

En España, a causa de nuestra estructura demográfica, solo el 34% de la población vive en casas unifamiliares, mientras que el 66% restante lo hace en bloques de pisos.

Frigorífico, el electrodoméstico que más consume del hogar.
Frigorífico, el electrodoméstico que más consume del hogar.
ARCHIVO

Por este motivo, el hecho de tener una instalación de autoconsumo compartida con nuestros vecinos de bloque, nos daría una oportunidad para rentabilizar la inversión y generar y consumir nuestra propia energía renovable, con el consecuente ahorro en nuestra factura de la luz.

Todo ello, además, nos permitiría empezar a ser ciudadanos activos y centrales dentro del nuevo sistema eléctrico distribuido, gestionando lo que generamos y lo que consumimos, dando un paso más para conseguir una verdadera democratización de la energía que haga que esté en manos de todos y no solo en la de unos pocos.

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