Carlos Balado Director General de Eurocofin
OPINIÓN

La percepción de riesgo al coronavirus, a punto de parar la economía mundial

  • Carlos Balado es experto en finanzas y Director de Eurocofin.
Pasajeros con mascarillas por el coronavirus COVID-19, en una estación de metro en Guro Ward, al suroeste de Seúl, en Corea del Sur.
Pasajeros con mascarillas por el coronavirus COVID-19, en una estación de metro en Guro Ward, al suroeste de Seúl, en Corea del Sur.
YONHAP / EFE
Pasajeros con mascarillas por el coronavirus COVID-19, en una estación de metro en Guro Ward, al suroeste de Seúl, en Corea del Sur.

La percepción de riesgo es el componente principal en el comportamiento y en la toma de decisiones. Sea exacto o no, el hecho es que la percepción de riesgo generada en torno al coronavirus ha sido tan elevada que ya está a punto de parar por completo la economía mundial.

Entre finales de febrero y principios de marzo pasada tuvo lugar la peor caída en renta variable americana desde la crisis financiera de 2008, causada por el miedo a la expansión del Covid-19 fuera de China y su potencial efecto en la economía global, que por otra parte había entrado en fase desaceleración.

Las indecisiones y contradicciones de las autoridades contribuyen a empeorar la percepción de riesgo

La semana siguiente el mercado se recuperó, pero la incertidumbre en torno la evolución del Covid-19 se mantiene y el riesgo aún no ha desaparecido y además las decisiones, indecisiones y contradicciones de las autoridades contribuyen a empeorar la percepción de riesgo.

Posiciones defensivas de los inversores

En este entorno de volatilidad y mayores incertidumbres, los analistas recomiendan a los inversores que adopten posiciones defensivas a la hora de elegir clase de activos y sectores.

Los inversores están posicionándose en activos refugio: bonos soberanos y y deuda estadounidense.

El sector industrial está sufriendo más que el de servicios debido a la disrupción en la cadena de suministros

El sector industrial está sufriendo más que el sector servicios, debido a la disrupción en la cadena de suministros.

La renta variable de todas las geografías registra fuertes caídas y se prevé un descenso del uno por ciento del crecimiento chino, un 0,4 por ciento a nivel global y de un 0,25 en Europa, pero la velocidad a la que se mueven los acontecimientos hará variar estas previsiones.

Varios turistas con mascarillas este domingo en el Vaticano.
Varios turistas con mascarillas este domingo en el Vaticano.
EFE

Todas esas decisiones llevan a generar una situación de riesgo percibido más alto que el real, del que, por cierto, se sabe poco y con la información disponible resulta casi imposible medirlo. Cuando un riesgo no se puede cuantificar, no se le pueden atribuir probabilidades, técnicamente se denomina incertidumbre y, por lo tanto, la repuesta es más compleja.

La percepción social de riesgo no se puede reducir a una simple relación de probabilidades y previsión de consecuencias, sino que depende de una serie de factores cualitativos como creencias, opinión pública, criterios subjetivos o fuentes no científicas y no siempre tan fiables, tales como las decisiones políticas, las opiniones dominantes y la información proporcionada por los medios de comunicación, que en medida significativa condicionan la percepción real sobre el riesgo, incluso mucho más que la evaluación científica basada en los estudios empíricos.

Teniendo en cuenta que la percepción de riesgo es sobre todo un sentimiento, las historias y formatos narrativos “vividos” son más convincentes que la argumentación objetiva de probabilidades estadísticas de riesgo a la hora de preocuparse por la salud personal.

La identificación con Magic Johnson testificando sobre SIDA predijo la eficacia del mensaje mediático para llamar la atención del riesgo personal sobre esa enfermedad

De hecho, los investigadores americanos, Basil y Brown, en 1997 encontraron que la identificación con Magic Johnson testificando sobre SIDA predijo la eficacia del mensaje mediático para llamar la atención del riesgo personal sobre esa enfermedad, además de aumentar la notoriedad del problema y la percepción social.

Por tanto, los sentimientos acerca de la naturaleza del peligro (lo desconocido, incierto, estigmatizado o lo terrorífico que se percibe un hecho) es fundamental para evaluar también el riesgo real y, además, es un buen predictor del comportamiento futuro.

Personas con mascarillas a causa del brote de coronavirus en Irán.
Personas con mascarillas a causa del brote de coronavirus en Irán.
ABEDIN TAHERKENAREH / EFE

La idea generalizada de que “si no recibo la vacuna, me sentiría muy vulnerable a la gripe”, está detrás de los movimientos en los mercados de estas semanas y no se calmarán hasta que exista una vacuna o en cuanto quede asegurado el tipo de medicamento que se necesita para combatir este tipo de enfermedad. 

Mientras esta incertidumbre no se despeje, la situación es como la de quien vive al lado de un volcán y comienza a entrar en erupción, correrá lo máximo que pueda, porque eso es lo más seguro que puede hacer.

La situación es como la de quien vive al lado de un volcán y comienza a entrar en erupción

En estas circunstancias se está generando un serio problema de crecimiento que las autoridades quieren paliar bajando los tipos de interés, como ha hecho la Reserva Federal. 

Su impacto es limitado en la confianza del consumidor y las empresas si la repuesta a la crisis es sólo eso, habida cuenta la regulación a la que están sometidos los bancos, que son quienes canalizan el crédito a la economía real.

Si un crédito no se paga durante más de 90 días es moroso, lo que exige más capital al banco, que puede variar desde el 10 al 60 por ciento del valor nominal, según sea la garantía y el riesgo de que se trate. 

Esta norma se endurecerá para 2021 en Europa, de manera que, si más del 1 por ciento del crédito relacionado con un solo cliente se deteriora, toda la exposición con ese cliente podría considerarse morosa. Obviamente para que esté listo en 2021 se ha de estar preparado hoy.

En una situación tan grave, como las autoridades dicen con sus hechos, los reguladores podrían establecer, entre otras cuestiones, que no se considerase como mora una interrupción acordada de pagos por parte de empresas saneadas, con la finalidad de que en una situación de urgencia como la actual, afectada por un corte indeterminado en la cadena de suministros a las empresas, se pueda impedir que empleadores solventes quiebren.

Una empresa fuerte, pero en dificultades por un shock de oferta, puede sobrevivir si se alargan los periodos de pago, sin embargo, si se mantienen las exigencias actuales, los bancos deben acumular más capital, con la dificultad obvia de tener que captarlo, o generarlo, en medio de una fuerte corriente de miedo en los mercados, o bien, como pide el Banco Central Europeo, mostrarse inflexibles con los deudores. O se cambia o se estrangulará el crecimiento, ya muy amenazado, y nadie lo entenderá. 

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