Dolores Huerta Directora general de GBCe
OPINIÓN

La rehabilitación: la gran solución contra la pobreza energética

  • El 17 de febrero es el Día Europeo contra la Pobreza Energética.
Fachadas de viviendas y oficinas
Fachadas de viviendas y oficinas
Europa Press/Archivo
Fachadas de viviendas y oficinas

Hoy se celebra el Día Europeo contra la Pobreza Energética. Esta fecha, que conmemora la extraordinaria ola de frío que sufrió el continente europeo durante febrero de 1956, pone de relieve el papel fundamental que juegan los edificios para acabar de una vez por todas con este problema estructural. La ecuación es muy sencilla: todas las personas tienen el derecho de disponer de un hogar habitable con las mejores condiciones climáticas con el menor consumo energético posible.

Para lograr este objetivo básico de disponer de un parque edificado en buen estado, la herramienta más eficaz a largo plazo es la rehabilitación. La vivienda, esa tercera piel a la que todos los españoles tenemos el derecho de acceder de una manera digna, debe garantizar unas condiciones de confort, salud y bienestar óptimos para todos los ciudadanos. Sin excepciones de ningún tipo.

Pero la realidad, cuando ya andamos cerca de que se cumpla el primer cuarto del siglo XXI, es bien diferente. Según la estimación elaborada por Green Building Council España (GBCe), nuestro país necesitaría invertir más de 13.000 millones de euros en para rehabilitar el parque residencial de hogares vulnerables. Sólo así se podría erradicar la Pobreza Energética. Esta cifra nos permite hacernos a la idea de la dimensión de esta lacra, que condiciona de manera severa la vida de en torno a 2 millones de hogares españoles. Sí, estamos hablando de millones de hogares. La cifra de personas afectadas es muy superior.

Ante un problema estructural de tanta importancia, urge poner a disposición de todos los ciudadanos las herramientas para que, cuanto antes, habiten en viviendas con unas condiciones óptimas. Estamos hablando de medidas como la rehabilitación energética a escala de barrio, las comunidades energéticas locales, o de la toma de conciencia del problema por parte de todos.

Claro que las administraciones públicas han desplegado ya diversos instrumentos para paliar la Pobreza Energética desde el punto de vista asistencial, como el bono social eléctrico y térmico. Pero la solución a este problema pasa por cauces más profundos, donde los ciudadanos tomen conciencia de que el buen estado de sus viviendas es una cuestión clave para su salud, se mire desde el ángulo que se mire, tanto para sus vidas como para la sociedad en su conjunto. La ciudadanía, tanto a nivel individual como colectivo, tiene una enorme capacidad de transformación, pero para activarla necesita identificar los ámbitos de acción.

"Muchas personas no son conscientes de que sus edificios y viviendas son causantes de muchas emisiones de efecto invernadero"

Muchas personas no son conscientes de que sus edificios y viviendas son causantes de muchas emisiones de efecto invernadero y que, por tanto, intervenir en ellos es una de las mejores acciones contra el cambio climático. También debemos luchar por la salud de nuestro planeta. De hecho, para cumplir con nuestros compromisos climáticos debemos alcanzar los 1,8 millones de viviendas rehabilitadas en 2030 y 9 millones en 2050.

Actualmente, existen iniciativas que nos permiten aunar la acción climática y la lucha contra la pobreza energética. La participación ciudadana —mediante la Asamblea Ciudadana por el Clima o el fomento de las Comunidades Energéticas Locales— así como el apoyo y acompañamiento integral a los hogares vulnerables para la rehabilitación de sus viviendas son buenos ejemplos de ello. Pero esta transformación no será suficiente si ese espíritu de cambio no cala de manera generalizada en toda la sociedad.

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