Maite Pagazaurtundúa Eurodiputada en la delegación de Ciudadanos del Parlamento Europeo.
OPINIÓN

La guerra de Putin ya había comenzado

  • Artículo firmado por Maite Pagazaurtundua, Bart Groothuis, Nathalie Loiseau y Morten Lokkegaard, diputados del Parlamento Europeo por el grupo Renew Europe.
Rusia quiere que Ucrania quede subordinada a Moscú, casi abandonada a su suerte. Kiev, por su parte, quiere que el Kremlin saque sus manos del país que ha invadido y que ahora está sumido en una guerra que no se vivía en Europa desde hace ochenta años. Vladimir Putin pone condiciones para un alto el fuego, y son solamente tres: la neutralidad ucraniana, el reconocimiento de Crimea como rusa y que también se reconozca la independencia del Donbás. Volodímir Zelenski no pasa por el aro.
El presidente ruso, Vladimir Putin.
Rusia quiere que Ucrania quede subordinada a Moscú, casi abandonada a su suerte. Kiev, por su parte, quiere que el Kremlin saque sus manos del país que ha invadido y que ahora está sumido en una guerra que no se vivía en Europa desde hace ochenta años. Vladimir Putin pone condiciones para un alto el fuego, y son solamente tres: la neutralidad ucraniana, el reconocimiento de Crimea como rusa y que también se reconozca la independencia del Donbás. Volodímir Zelenski no pasa por el aro.

Al invadir Ucrania, el presidente Putin ha unido a Europa. Las sanciones de gran alcance que ha adoptado la UE, las entregas de armas europeas y las inversiones récord en defensa eran inimaginables hace unas semanas. Los líderes europeos parecen haberse dado cuenta por fin de la necesidad de estar a la altura de la nueva realidad geopolítica.

Sin embargo, no acaban de comprender que la guerra de Putin ya había comenzado. Rusia ya estaba llevando a cabo un conflicto en el corazón de Europa mucho antes de la invasión de Ucrania, financiando partidos políticos secesionistas, populistas o antisistema, con fábricas de trolls que difundían desinformación a gran escala, con operaciones cibernéticas y alimentando el descontento entre los ciudadanos.

El Parlamento Europeo ahora ha tomado la iniciativa y ha propuesto una amplia gama de soluciones para hacer frente a las amenazas y los ataques modernos e híbridos.

Sin embargo, durante muchos años, esta interferencia y las amenazas híbridas no se tomaron lo suficientemente en serio. El paso de Gerhard Schröder a Gazprom se consideró un asunto privado. Mientras tanto, nuestra dependencia energética de Rusia ha crecido hasta límites inaceptables.

Las donaciones a los partidos políticos no son solo transacciones financieras, porque los partidos extremistas de izquierda y derecha están sembrando el odio y el descontento. Las fábricas de trolls que son capaces de provocar odio, ira y descontento con sinsentidos fabricados eran desestimadas como «nada nuevo bajo el sol».

Dejamos que el presidente Putin se saliera con la suya en sus guerras, en sus violaciones de los derechos humanos y en su intromisión en nuestras elecciones. El hecho de que nuestra pasividad probablemente le haya hecho confiarse demasiado es una responsabilidad que ahora tenemos que asumir en Ucrania.

Dejamos que el presidente Putin se saliera con la suya en sus guerras

La falta de respuesta inicial y de consecuencias dio a Putin los medios para seguir escalando, porque ¿por qué no continuar si de todos modos no te castigan?

Alimentó los conflictos en Georgia, Moldavia, Ucrania y Azerbaiyán para crear 'estados tapón' en los que Rusia pudiera ejercer su influencia y asegurar al mismo tiempo que estos países no pudieran vincularse con Occidente. La inestabilidad se convirtió en el oxígeno de la doctrina Putin.

Utilizó los conflictos internacionales en Siria, Mali, Libia y la República Centroafricana para ampliar su esfera de influencia, pero también para poner a prueba sus equipos y capacidades. Las operaciones cibernéticas, de información y los equipos militares se han desplegado ampliamente en estas zonas, para que el ejército ruso esté totalmente preparado para el combate.

Pero Europa y Estados Unidos también han sido objetivos durante años. No con tanques y misiles, sino a través de medios híbridos como los ciberataques diarios, los intentos de influir en las elecciones en Francia, el asesinato de opositores políticos en Alemania, Bulgaria y el Reino Unido, el soborno de políticos de extrema derecha y extrema izquierda y la realización de campañas de desinformación para sembrar divisiones internas entre los ciudadanos europeos.

Rusia estaba prosperando. Expolíticos como Schröder, Fillon, Le Pen, Salvini, Baudet y Orban estaban en el bolsillo de Putin y la pandemia de Covid fue simplemente utilizada para iniciar una ofensiva propagandística para crear el mayor malestar interno posible. La dependencia energética europea de Rusia se mantuvo porque sus amigos políticos europeos bloquearon cualquier intento de reducir nuestra adicción al petróleo y al gas de Rusia. El Brexit y la elección de Trump se utilizaron como una oportunidad para manipular la información sobre la que los votantes emiten sus votos.

Pero el problema es mayor que Rusia. Otros países autocráticos como China, Turquía e Irán también están intentando debilitar nuestra sociedad libre y democrática desde dentro.

Europa debe armarse contra esta injerencia maligna. Por eso el Parlamento Europeo ha votado un informe que pide la prohibición de las donaciones a partidos políticos de fuera de la UE, normas más estrictas sobre la publicidad política, el etiquetado de los deepfakes en las redes sociales y un nuevo mecanismo de sanción contra los ciberataques y las campañas de desinformación.

El Parlamento recomienda que el Consejo pueda decidir sobre las sanciones, como respuesta a los ataques cibernéticos y los ataques de desinformación, a través del voto mayoritario en lugar de la unanimidad.

Aunque los ejemplos del conflicto híbrido en el que nos encontramos son muchos y convincentes, sigue faltando una visión de conjunto. Por ello, como Unión Europea, proponemos la creación de un Centro Europeo de Amenazas de Injerencias que coordine estas actividades y realice también investigaciones para obtener una visión global del problema. Tenemos que pasar de la visión general a la acción.

Tenemos que lograr que esta guerra, y su preludio, sean la llamada de atención suficiente para que nuestro continente sea más resistente y proteja mejor nuestras democracias. Europa nunca ha estado tan unida, lamentablemente gracias al presidente Putin.

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