¿Cobraremos la pensión? Si hacemos esta pregunta a los jóvenes, suena a sorna, cínica. Sin embargo, y aunque ahora les parezca inverosímil, no es una utopía.

Tienen motivos para ser escépticos. Son, junto a las mujeres, los perdedores de las crisis. Salarios y empleos precarios, alta temporalidad, una exagerada tasa de desempleo, y una emancipación complicada que amenaza con cronificarse. ¿Y el acceso a la vivienda?, ni se lo plantean. No porque no quieran, como indicó el CIS de junio de 2019, sino porque sus posibilidades económicas son insuficientes e inestables.

Que los hijos no vivirán como sus padres es un mantra arraigado socialmente que lleva a la confrontación intergeneracional

Que los hijos no vivirán como sus padres es un mantra arraigado socialmente. Un mantra que lleva a la confrontación intergeneracional y señala a los mayores como unos privilegiados y a los jóvenes como ciudadanos de segunda. Es el momento de resolver esta realidad que nos lastra como individuos y como sociedad. Y las pensiones son clave para dar un giro de 180 grados a este futuro aciago

El sistema de pensiones español, de solidaridad y de reparto, ha jugado un papel central en nuestra historia colectiva. Trabajo y protección social van de la mano.

Los jóvenes no son futuro. Son presente. Es el momento de políticas reales y efectivas y los Fondos Europeos son una oportunidad irrenunciable. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo ha marcado como uno de los ejes inmediatos.

La sostenibilidad del sistema de las pensiones pasa por un trabajo decente

Los socialistas reivindicamos el papel de los y las jóvenes. Y les decimos: igual que los pensionistas ganaron la batalla del IPC como garantía de poder adquisitivo, ahora toca luchar por sus futuras pensiones. Y eso pasa por la lucha por un trabajo decente.

La Comisión del Pacto de Toledo, sensible a esta urgencia colectiva, otorgó a los jóvenes un papel protagonista en el futuro del sistema. La sostenibilidad del mismo pasa por un trabajo decente, pero también por la indubitada convicción de que ellos cobrarán pensiones dignas.

Por tanto, toca generar expectativas de futuro y confianza. Un nuevo contrato social que resitúe el pacto intergeneracional como un nuevo pacto político y social. Porque alimentar la esperanza de los y las jóvenes, es la esperanza de todos y todas.