Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Torra, fanatismo grotesco

  • "Ha convertido este juicio en un nuevo acto de propaganda política por mucho que su desobediencia sea ridícula"
Visto para sentencia el juicio a Quim Torra
Visto para sentencia el juicio a Quim Torra
Europa Press
Visto para sentencia el juicio a Quim Torra

Desde el punto de vista de los hechos probados, el juicio contra Quim Torra en el TSJC no planteaba dudas. El president volvió a reconocer que desobedeció la orden de la Junta Electoral Central en las semanas previas a las elecciones de abril aunque al final acabó descolgando los símbolos partidistas antes de que lo hicieran los Mossos. Lo mismo sucedió en septiembre pasado cuando, también fuera de plazo, retiró la polémica pancarta del balcón del Palau de la Generalitat. Se trata, por tanto, de una desobediencia sin ninguna épica por parte del president más estrafalario que ha tenido el autogobierno catalán. El día antes del juicio amenazaba jocosamente con soltar alguna flatulencia ante las preguntas que le pudieran hacer las acusaciones pues se había comido, se jactó en público, un consistente plato de butifarra con judías secas. Pero el fanatismo grotesco de Torra no le convierte en un dirigente inofensivo, ya que lleva semanas alentando las protestas y los disturbios callejeros. No solo se cree por encima de la ley sino que sus conexiones con los CDR y Tsunami Democràtic le inhabilitan para dirigir las instituciones.

El juicio complica el escenario político en Cataluña pues obliga al conjunto del independentismo a cerrar filas en torno al president, cuya posible inhabilitación haría inevitable la convocatoria de elecciones autonómicas antes de que el Tribunal Supremo confirmase la sentencia. Todo ello aumenta la presión sobre ERC para que eleve el precio de su abstención a la investidura de Pedro Sánchez o vote directamente en contra. Hay división y miedo entre los republicanos. Temen que desde JxCat y la CUP les acusen de permitir un Gobierno español "represor" y que en unas nuevas elecciones los de Carles Puigdemont les volviesen a ganar. Por eso desde ERC quieren la "unidad estratégica" de todo el independentismo, no solo del catalán sino también del vasco (Bildu) y el gallego (BNG), para adoptar una decisión conjunta que les aligere de su responsabilidad frente a la investidura.

Torra ha convertido este juicio en un nuevo acto de propaganda política por mucho que su desobediencia sea ridícula y su defensa tan contradictoria como el hecho mismo de que, mientras despotrica de la justicia española, anuncie ya un recurso ante el Tribunal Supremo para ganar un poco más tiempo. En cualquier caso, la posible inhabilitación del president, que el TSJC podría decidir en un plazo bastante breve, acentúa las contradicciones en ERC entre intransigentes y pragmáticos con la vista puesta en unas elecciones autonómicas que podrían celebrarse más pronto que tarde

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