Carlos Balado Director General de Eurocofin
OPINIÓN

El 20% de los españoles no se conecta todavía a internet y casi la mitad carece de conocimientos digitales básicos

Jubilados cordobeses juegan a la petanca, en una imagen de archivo.
Jubilados juegan a la petanca, en una imagen de archivo.
EUROPA PRESS - Archivo
Jubilados cordobeses juegan a la petanca, en una imagen de archivo.

La Columbia Británica canadiense implementó el primer tribunal civil digitalizado en 2016. Un salto cualitativo para la administración de justicia de ese país y un precedente para el resto del mundo.

Es un sistema que permite dictar una decisión final, educar en derechos, puede evitar conflictos y dinamiza todas las fases de un proceso judicial.

Sus competencias abarcan hoy los siniestros de tráfico, deudas de menor cuantía, hipotecas, seguros, daños e, incluso, demandas laborales. El tribunal ha procesado más de catorce mil causas con una efectividad del 85 por ciento y en un tiempo de sesenta días, menos de los dieciséis meses que lleva a una corte ordinaria resolver un conflicto.

Es posible digitalizar la economía, pero también la Justicia y por supuesto la Democracia. La posibilidad de consultar a los ciudadanos en tiempo real sobre cualquier decisión ya no es una quimera.

En unos años no quedará nada por digitalizar, ya hoy en día el 48 por ciento de las actividades actuales son potencialmente automatizables con la tecnología existente. Las tecnologías digitales pueden abaratar, agilizar y facilitar en gran medida tareas rutinarias que requieren numerosas transacciones, pero la mayoría de ellas abarcan aspectos que no se pueden automatizar y en las que el criterio, la intuición y la discreción de un ser humano son imprescindibles.

Es posible digitalizar la economía, pero también la justicia y la democracia

Es evidente que el sector de las TIC (Tecnologías de información y comunicación) es y será un propulsor decisivo de la innovación. Representará el mayor porcentaje de gasto en investigación y desarrollo de las empresas en la OCDE, y el que más solicitudes de patentes en todo el mundo va a registrar.

Es también un sector muy concentrado y competitivo, entre las FAANGS americanas: Facebook, Amazon, Apple, Netflix , Microsoft, Google y específicamente su holding Alphabet, y las BATX chinas: Baidu, Alibaba, Tencent y Xiaomi.

Las compañías americanas registran los niveles de capitalización más altos del mundo, alcanzaron en julio de 2019 casi los 4,5 billones de dólares de capitalización bursátil. El PIB de España es de 1 billón de euros. Además, habitualmente, estas empresas tienen una alta rentabilidad, con un crecimiento sostenido de sus márgenes netos.

Es un sector en expansión y según la International Data Corporation, las ventas globales de teléfonos móviles y el cloud computing continuarán siendo los pilares de la demanda del sector de las TIC. También estiman que los productos interconectados – como los relojes y pulseras inteligentes –serán de alto interés para el consumidor. Además, la implementación de la tecnología 5G crece de manera sostenida, a pesar de la guerra comercial y los límites de las capacidades tecnológicas.

Fitch Solutions, prevé para 2025 que el 14 por ciento de todas las conexiones globales se realizarán a través de 5G, y para 2028 se esperan aproximadamente 4.000 millones de conexiones 5G.

Ahora bien, el mayor crecimiento, más empleos y mejores servicios públicos, que se espera de la transformación digital, todavía no ha ocurrido, e incluso resulta inferior a lo previsto, según el Banco Mundial.

Para 2028 se esperan aproximadamente 4.000 millones de conexiones 5G

La cuestión más compleja por resolver es cómo acometer la transformación digital de forma inclusiva, no exclusiva, para evitar que el cambio beneficie sólo a una elite. Los especialistas en tecnologías de la información y la comunicación (TIC) representan un escaso porcentaje de la población activa, 3 por ciento en España y 3,7 por ciento en la UE.

Si no hace falta ser ingeniero para conducir un coche, tampoco para vivir en un entorno “tech”.

El cambio es veloz en las empresas de gran tamaño, pero muy lento en países como España. La economía digital representa el 5,6 por ciento del PIB y sólo se está capturando un 13,5 por ciento del potencial digital. El 38 por ciento de las empresas en España se encuentran aún en una fase muy inicial, con un nivel bajo de madurez digital, y un 20 por ciento tienen un nivel medio.

La formación y capacitación de los ciudadanos es clave. La Comisión Europea estima que en Europa puede haber una demanda de perfiles digitales sin cubrir en torno a 500.000 puestos (80.000 en España).

Tecnología, móvil, teclado, ordenador
El 38% de las empresas españolas tienen un nivel bajo de madurez digital.
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En nuestro país todavía una quinta parte de los ciudadanos no se conecta a internet y cerca de la mitad aún carece de competencias digitales básicas (tales como enviar correos electrónicos, editar fotos y descargar e instalar aplicaciones). Según Eurostat, el 45 por ciento de las personas entre 16 y 74 años carece de competencias digitales o su nivel es bajo. Como la transformación digital es una actividad intensiva en conocimiento, requiere de una alta densidad de talento digital y esto no se cumple en España.

El desempleo juvenil, una baja movilidad demográfica, así como la ausencia de refuerzo en la educación, son algunas de las razones para la brecha de talento y según el Foro Económico Mundial, España desperdicia el 34,4 por ciento del talento nacional.

El panorama no mejora en la empresa, las pequeñas y medianas, que son las que articulan el mayor porcentaje del tejido corporativo en España, tienen un nivel básico de digitalización. Apenas el 19,7 por ciento cuentan con una plataforma de comercio electrónico y sólo el 40 por ciento son activos en las principales redes sociales. Esto contrasta con el alto grado de digitalización que poseen las grandes corporaciones españolas.

España afronta la oportunidad de aumentar el PIB en 48.500 millones de dólares, un 3,6% adicional, para el año 2021 si construye una estrategia digital ambiciosa a gran escala. Otras estimaciones consideran que la digitalización podría tener un impacto de hasta el 1,8% anual en el PIB en España hasta 2025, y la creación del Digital Single Market podría contribuir con hasta un 0,5% anual adicional hasta 2022.

A la vista de todo lo anterior, es ingente la tarea que hay que realizar para llegar a toda la población y es también ineludible; no es posible procastinar, la velocidad del cambio no se va a reducir.

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