El nuevo siglo pareció sentar las bases de la igualdad en las artes escénicas. En 1999, Femina ex machina, creación de Simona Levi en torno a los estereotipos femeninos, invitaba a imaginar una escena por fin ocupada de manera más equitativa por hombres y mujeres. En 2004 destacó El Proyecto Magdalena, junto con las asociaciones Marías Guerreras (Madrid), Projecte Vaca (Barcelona) y La Otra Mirada (Sevilla). Y fue clave Margarita Borja, directora del Festival Iberoamericano de Cádiz celebrado desde 1996 hasta 2013.
La presencia de directoras, dramaturgas o escenógrafas no alcanza, por mucho, la paridad
En las dos últimas décadas han proliferado festivales y ciclos que promueven la participación de la mujer, como Ellas Crean o FEM. También hay compañías -una de ellas es The Mamzelles Teatre, con Paula Malia, Paula Ribó y Bárbara Mestanza al frente-, y montajes de obras creadas y dirigidas por mujeres: Lali Álvarez con Ragazzo y Carla Rovira con Matria, entre otras.
Sin embargo, la Ley Orgánica para la Igualdad de 2007 sigue sin hacerse efectiva y, según el estudio de la asociación Clásicas y Modernas, la presencia de directoras, dramaturgas o escenógrafas no alcanza, por mucho, la paridad. Hay todavía que pasar -y nunca mejor dicho- de las musas al teatro.
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